Las elecciones del 5 de junio profundizaron la debacle del contubernio PRI-PAN-PRD, quienes en 1997 tenían 90% de los votos, para caer al 60% en 2015. Los 12 gobernadores electos “ganaron” con apenas 22% de los votos de sus padrones; contando con las maquinarias de gobierno, compra de votos, exceso de gasto y manipulación de medios de comunicación logran gubernaturas carentes de representación. En estas circunstancias, de repudio general a la corrupción que salpica a los tres partidos, se apoyan mutuamente con alianzas desesperadas, se protegen e intentan detener el avance de Morena.

Mediante acciones pactadas se aferran al control de los gobiernos en juego, los “sorpresivos triunfos históricos” del PAN, que enloquecen a su imberbe presidente, no son tal. Veamos: Veracruz: ante el hundimiento del corrupto e indefendible gobernador priísta, el PRI físicamente no se atreve a imponerse, pero ante el inminente triunfo de Morena, el PRI pacta para que gane la coalición PAN-PRD, con un candidato señalado “como más corrupto que el gobernador saliente”. Quintana Roo: PAN-PRD son usados para llevar a la gubernatura a un hijo del eterno billonario cacique, hermano del secretario de Energía de Peña, ¿quién ganó? Durango: PAN-PRD, con candidato ex priísta, ganan con menos de 3% de diferencia al PRI, sin protesta. Puebla: acuerdo Peña-Moreno Valle, la maquinaria priísta pasiva deja libre la imposición del PAN, que se impone con 250 mil votos menos que 2010, negocios turbios enlazan a ambos partidos; el PRD —aliado del gobernador— lanza candidata, ¿quitar votos a Morena? Chihuahua: gobernador priísta escandalosamente corrupto provoca caída del PRI de más de 25% de votos, allana triunfo del PAN. Aguascalientes: recupera el PAN, por 3% de votos, el candidato reconoce que la iniciativa sobre matrimonio gay de Peña, “les cayó del cielo”. Tamaulipas: estado fallido, acusaciones mutuas de narco-vínculos, PAN aprovecha la caída del PRI, de más de 25% del voto respecto a 2010, hundidos en la violencia y la incompetencia. Hidalgo: maquinaria de Osorio Chong impone al PRI, que pierde 10% de votos respecto a 2010. Oaxaca: Cue, gobernador de alianza PAN-PRD, alineado muy pronto a Peña, facilita el triunfo del amigo de Peña, del PRI, la “izquierda” gobernante fragmentada: candidato del gobernador se entrega y el ex secretario del gobernador lanzado por otro partido contra Morena. Sinaloa: gobernador de alianza PAN-PRD, se realínea con el PRI, impulsa al candidato priísta, ligado al grupo mexiquense desde décadas atrás. Tlaxcala: se impone la maquinaria del gobernador, pero el PRI pierde 12% de votos. Zacatecas: imperativo impedir el triunfo de Morena, cuyo candidato duplico su votación de 2010, se desata con maquinaria federal y local, guerra sucia, violencia manifiesta, apoyo del PRD contra Morena. Ciudad de México: apabullante victoria de Morena sobre PRI-PAN-PRD.

El resultado electoral avanza la liquidación del contubernio, resultado de dos caídas seguidas. Primera, el desprecio al Pacto por México, antinacional y antipopular, Ayotzinapa, afectó a los tres partidos, autodesignados inmediatamente “campeones de la anticorrupción”. Segunda caída, la grotesca corrupción a partir del Presidente, secundada por los gobernadores, genera un repudio nacional, llamado eufemísticamente, hartazgo, que obliga a los tres tullidos a sostenerse mutuamente. Fue evidente, las elecciones significaron una evaluación del Pacto, del modelo económico empobrecedor, una descalificación inocultable del gobierno de Peña. Las maquinarias y la manipulación mediática ya no les alcanza, sí como afirma Buscaglia, con estudios científicos, 20% del voto en México es ilegítimo, el 22% del padrón que obtuvieron, los deja sólo con el “voto ilegítimo”, nada. Morena, apenas conformado, sin maquinaria, boicoteado por medios, sin compra de votos, en absoluta transparencia, sin coalición alguna, es tercera fuerza nacional, señala una tendencia electoral inevitable.

Senador de la República

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