Vale la pena recordar que, durante muchos años, hablar de finanzas públicas en México era hablar de crisis económicas. En efecto, las políticas económicas seguidas, décadas atrás, generaban desbalances importantes en las finanzas del gobierno federal. Ello se tradujo, lo sabemos, en crisis recurrentes que afectaron severamente a nuestro país y a todos los mexicanos.

Afortunadamente, desde hace algunos años hay un consenso relevante sobre la importancia de mantener equilibrios financieros en las cuentas nacionales. Seguir con esa política cobra especial relevancia en los tiempos que estamos viviendo.

Las fluctuaciones económicas ya no son, en términos generales, producto de manejos irresponsables por parte del gobierno. Se han creado leyes que limitan la discrecionalidad del gasto e instituciones autónomas como el Banco de México que dan certidumbre a nuestras cuentas nacionales. También se ha fortalecido el papel del Poder Legislativo como instancia supervisora del gasto público.

Afortunadamente para nuestro país, se ha mandado un buen mensaje a la comunidad internacional con la ratificación oportuna de Agustín Carstens como gobernador del Banco de México por seis años más.

Hoy, en un entorno nacional e internacional verdaderamente complicado, principalmente por la caída drástica de los ingresos petroleros, es sumamente importante cuidar el equilibrio de las finanzas públicas. El Congreso, al analizar el Paquete Económico 2016 integrado por la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, deberá de ser extremadamente cuidadoso para que no se disminuyan los ingresos tributarios y, mucho menos, se aumente de manera irresponsable el gasto.

Tenemos también otros desafíos: el más importante, creo yo, está en la transparencia del gasto público. La exigencia ciudadana es clara: cada peso del erario tiene que usarse de manera honesta en las necesidades del desarrollo nacional. También se debe vigilar con mayor rigor el gasto público federal y asegurarse de que los programas que reciben más apoyos sean los que realmente benefician a la sociedad y al país. Es hora de asegurar que el gasto público en rubros como infraestructura se ejecute de manera oportuna para impulsar el crecimiento económico.

Otro de los desafíos, tiene que ver con la descentralización del gasto y las capacidades institucionales de los gobiernos locales. La democratización del país ha dado nuevo protagonismo a los gobiernos estatales y municipales como ejecutores de programas públicos. Sin embargo, persiste el reto de, por un lado, aumentar su autonomía financiera y, por el otro, de asegurar que los recursos que la Federación les transfiere se utilicen con eficacia y honestidad. Es hora de fortalecer las capacidades de los gobiernos locales para recaudar recursos propios y utilizarlos de manera eficiente.

Estoy convencido de la necesidad de ponernos a pensar en las mejores soluciones a los retos que enfrentan las finanzas nacionales; estoy también convencido de que necesitamos propuestas, imaginación y talento para superar los desafíos que se nos presentan pero, en momentos de gran incertidumbre como los que estamos viviendo, tenemos que ser extremadamente cuidadosos para no cometer errores como los que en épocas anteriores tanto han costado a nuestro país.

Las reformas aprobadas en los últimos años, no tienen precedentes y son muestra de que, en democracia, sí es posible llegar a acuerdos entre las fuerzas políticas para transformar nuestra economía y nuestras instituciones. Ahora, el gobierno tiene en sus manos, nuevas y poderosas herramientas para reactivar el crecimiento económico, promover el desarrollo e impulsar el avance del país. Confío en que el Congreso, al aprobar el Paquete Económico 2016, sabrá estar a la altura de las necesidades.

Abogado

@jglezmorfin

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