Todos esperábamos que la economía tendría en 2015 un desempeño mucho mejor que en 2014. Sin embargo, no fue así. Desde la perspectiva de crecimiento económico, tanto para la economía global como para la de nuestros socios comerciales, así como para la economía mexicana, 2015 terminará por debajo de las expectativas que se habían formado en 2014.

A lo largo de 2015 la realidad obligó a los analistas a ajustar continuamente sus expectativas a la baja. El World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional fue registrando estos ajustes. China y Estados Unidos marcaron el destino en la economía global. De hecho, si quisiéramos “responsabilizar” a alguien de la debilidad económica y la volatilidad, por unanimidad concluiríamos que fue Chimérica, un monstruo mitológico de dos cabezas, la de un dragón y un águila calva, que el caricaturista David Gothard dibujó para un artículo de Niall Ferguson, quien junto con Moritz Maularick acuñaron este neologismo (ver Wall Street Journal del 27 de agosto de 2015).

La economía china, la segunda en tamaño en el mundo, que representa algo así como 13% de la economía global, antecedida por la estadounidense que aporta 22%, se transformó de motor de crecimiento económico a un riesgo de recesión. Este cambio fue dañino para todas las cotizaciones de materias primas, tanto para los combustibles (petróleo, gas natural y carbón) como para los alimentos. China dejó de ser el receptor de los incrementos sostenidos de la producción petrolera, así como de los metales industriales y alimentos.

En México repercutió fuertemente la baja del precio del petróleo y la de las cotizaciones de metales, las cuales contribuyeron a deprimir el PIB de la minería y de la minería petrolera. Con ello evidenciaron que, mientras la economía global no repunte, ese será uno de los flancos débiles.

Chimérica, encabezado por EU, también perjudicó a la economía global introduciendo una gran volatilidad a los mercados financieros. La volatilidad la sufrimos por el lado del tipo de cambio. Prácticamente todas las divisas se depreciaron con respecto al dólar estadounidense. De manera muy aguda fueron afectadas las economías exportadoras de materias primas. Así, por ejemplo el rublo y la economía rusa se vieron afectados con una depreciación superior a 70%, con el agravante de una recesión. De igual manera le pasó a la economía brasileña y a su tipo de cambio.

Si bien la economía de EU se ha recuperado y los principales indicadores muestran que la crisis detonada en 2008 ya ha quedado superada, las expectativas de alza en la tasa de interés de referencia del banco central de ese país, el Sistema de la Reserva Federal, puso en jaque al mundo y sus principales socios comerciales, Canadá y México. A ambas les afectó de igual manera con la depreciación de sus respectivas monedas. Pero quizá lo que ha preocupado más es que esta depreciación no ha sido un factor para impulsar las exportaciones no petroleras y con ello el crecimiento industrial como ha sucedido en otras ocasiones. 2015 no ha sido el mejor año para la balanza comercial mexicana. Y la balanza comercial petrolera ha puesto de manifiesto que la reforma energética llegó tarde, especialmente para arreglar los estragos ocasionados por el monopolio agotado en hidrocarburos. A octubre, el déficit acumulado entre lo que se exporta por petróleo y lo que se importa de combustibles automotrices, gas natural y otros petrolíferos supera los 7.6 miles de millones de dólares, cuando en 2014 todavía se presentó un superávit. Este déficit no ha podido compensarse con el incremento de las remesas de los trabajadores mexicanos en el exterior que mostraron una recuperación importante.

2015 será un hito en materia de inflación, pues el incremento sostenido generalizado de los precios de bienes y servicios que consumimos estará por debajo del objetivo de la política monetaria de 3%. Y la cuesta de enero se podrá enfrentar mejor con la primera reducción nominal en los precios de las gasolinas anunciado en esta semana por la SHCP.

La economía mexicana, que representa sólo 1.6% del PIB mundial, es pequeña y está abierta. Esto obliga a que la política económica y a que sus políticas públicas sean congruentes con esta realidad. La política económica de mercado requiere de instituciones democráticas fuertes y creíbles con el respaldo de un Estado de derecho que logra hacer cumplir la ley. Es el trinomio indispensable para procurar el bienestar de la población.

Posdata. Les deseo a todos mis lectores, colaboradores y trabajadores de EL UNIVERSAL felices fiestas de diciembre y lo mejor para 2016: salud, paz, alegría, trabajo, inspiración y energía para emprender y alcanzar las metas propuestas. Los veo nuevamente el 9 de enero de 2016.

Economista.

@jchavezpresa

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