De TheSkimm a la RAE

En lo que va del año hemos experimentado ciertos espíritus de renovación muy particulares, fenómenos mediáticos sin precedentes. Y no hablamos de asuntos tipo Apple y Tim Cook eliminando la entrada de audífonos a su más reciente teléfono inteligente (equiparando el hecho con la llegada del hombre a la luna, o casi), un movimiento que ya había hecho Motorola unos meses antes sin tanta faramalla, renovaciones al fin. Pero en temas culturales han pasado cosas más impresionantes que eso.

Las millenials (sí, específicamente “las”) eran consideradas el grupo de la población, al menos en Estado Unidos, menos interesado por temas políticos, sociales y culturales, hasta que llegó, este año, TheSkimm, una plataforma (creada por, también, un par de millenials) que renovó el interés de una generación en esos asuntos, a través de la generación de un sistema de entrega de noticias atractivo, breve y de pago, y un ejército de jóvenes encargados de “pasar la voz” en las redes sociales han creado un fenómeno importante al que ya le entró The New York Times, el número de millenials que leen noticias desde TheSkimm equivalen en número al tercer show matutino gringo que se transmite por la televisión de aquel país.

Más impresionante es el hecho de que este año Facebook se ha consolidado como la principal fuente de noticias del mundo. El de caso de la periodista Tomi Lahren es particularmente inquietante. La veinteañera (a la aplican todos los clichés imaginables de la rubia texana) tiene un programa de opinión en línea y posee una cuenta en Facebook con sus videos que alcanzan, por cada uno, hasta los 65 millones de espectadores. Para hacernos una idea del número de fans de Tomi Lahren que ven sus videos de noticias a través de Facebook, estos superan, por video, a los espectadores de las siete principales cadenas de noticias estadounidenes (CNN, Fox, ABC y compañía) más los lectores del New York Times, más los del Wall Street Journal juntos. Hay que decir que la línea editorial de la joven Tomi es de extrema derecha, por lo que en temas de racismo, uso de armas o inmigración llevan una carga bastante negativa.

Por otro lado, diametral, esta semana la Real Academia Española (RAE) dijo que llevaría a cabo la mayor renovación a su diccionario en 300 años. Por primera vez, la Real Academia priorizará la versión electrónica por encima de la impresa, convirtiendo a la versión 23 (que salió en 2014) en, posiblemente, la última que se produce en papel. Estos cambios en electrónico se suman a otros sutiles pero importantes, como el hecho de cambiar el nombre de Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) por el de Diccionario de la Lengua Española (DLE), con el fin de llamar la atención de quienes acusan a la institución de “centralista”; claro, la cosa no se quedará sólo en el nombre, sino que se espera que las 22 academias que están fuera de la península tendrán una participación más activa en la conformación de los diccionarios y otros temas de importancia. Todo eso en lo que va del año, y falta todavía un trimestre en el que puede llegarnos alguna que otra sorpresa.

@Lacevos