El periodismo cultural vive momentos difíciles, al menos eso afirman desde ciertos foros especializados como por ejemplo la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Latinoamericano. La tecnología es en parte culpable de este fenómeno, los contenidos culturales llegan fácilmente y en grandes cantidades a través de Internet y las redes sociales a cualquiera que esté mínimamente interesado. Aun en temas que podríamos considerar “especializados”, han sido afectados; la crítica de cine o la reseña de libros, por ejemplo, han pasado del papel y el nombre que se iban haciendo tanto críticos o reseñadores, y que había que estarlos cazando en el diario o la revista, y han sido sustituidos fácilmente por blogs o videoblogs aficionados que se ven de la noche a la mañana acosados por lectores ávidos.

La visualización de la noticia es el elemento clave para atraer a esos potenciales lectores. Pero la tecnología es al mismo tiempo potencial impulsora de estos periodistas hechos a la vieja escuela, y por supuesto para las nuevas generaciones. El periodismo de datos es un ejemplo.

La información sigue siendo la base de este “nuevo periodismo”, me permito entrecomillar porque, a pesar de que diarios como The Guardian o The New York Times están apoyando ferozmente el periodismo de datos apenas a inicios de esta década, ya desde los años 60 este concepto ha estado rondando la cabeza de los periodistas que han utilizado la tecnología como base fundamental de sus investigaciones.

El periodismo de datos abre nuevas posibilidades gracias a la cantidad de información digital que hoy por hoy tenemos a la mano. Pero no sólo su éxito radica en la cantidad de información disponible a través de Internet, sino también del uso de programas para facilitar la recopilación y análisis de esos datos; la presentación final y la interacción con los lectores son, en el periodismo digital, la gran diferencia.

El periodismo más tradicional apunta desde la perspectiva personal hacia las masas, el periodismo de datos permite al usuario ir profundizando por su cuenta en la noticia. Storify, por ejemplo, iniciativa de un periodista de San Francisco, permite al usuario crear su propia versión de un tema en particular con base en noticias que rondan las redes, no sólo es recopilar información desde distintas fuentes, el lector aporta información y opiniones personales para hacerlas también públicas.

Los profesionales del periodismo de datos están creando, junto con los lectores, nuevos formatos informativos. Aun así, en Iberoamérica son las fundaciones privadas, como la Gabriel García Márquez, y no las universidades públicas, las que están impulsando este tipo de periodismo; en contraste, en universidades de Estados Unidos y Europa el periodismo de datos es ya parte de las asignaturas. Google y el Centro Knight para el Periodismo en las Américas, si le interesa el tema, ofrecen un curso gratuito, a partir del 25 de julio, sobre las bases del periodismo de datos. Este hueco en la educación formal de las siguientes generaciones de periodistas en México se cubre apenas parcialmente con ese tipo de cursos.

@Lacevos

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