Cuando hablamos de arte efímero, concepto que nació oficialmente en la posguerra, quizá lo primero que nos vendrá a la cabeza sea alguna instalación de uno de estos artistas conceptuales contemporáneos, Vik Muniz, por ejemplo, quien trabaja con alimentos perecederos o con el polvo de la bolsa de la aspiradora; si nos vamos a un terreno más espiritual coincidiremos que los mandalas budistas aun cuando su propósito es mostrar de manera gráfica la impermanencia de las cosas, el trabajo que hacen los monjes, y que puede llevar semanas o hasta meses, termina siendo un tipo de arte tan efímero que apenas se concreta es destruido con un soplido. O si no queremos meternos con artistas conceptuales o conceptos espirituales, podemos encontrar arte efímero en formas más lúdicas, como las impresionantes esculturas de arena o hielo que esperan a la marea en el caso de las primeras o al medio día en el caso de las segundas para desaparecer. El arte clásico que era concebido con la idea de permanecer en el tiempo plasmándolo en un lienzo o tallándolo en un bloque de mármol, moldeando o colando algún metal, o incluso escribiendo una obra literaria o una pieza musical, aquí no importan, esas ganas de trascender al tiempo están ausentes. Pero este arte fugaz no ha sido esquivo para las nuevas nuevas tecnologías, y hay aplicaciones que aunque no fueron originalmente diseñadas para ser el soporte, escaparate o pieza, terminan convirtiéndose en alguno de estos, es el caso de Snapchat, compañía por la que Facebook ofreció hace algunos años 3 mil millones de dólares.

Snapchat, que podría no sonarle a muchos, es hoy por hoy la red social con mayor crecimiento en el mundo; ha superado ya a Twitter en números de usuarios diarios y se estima que hay por lo menos 100 millones de personas que la usan cada día; de estos, 40% comparten contenidos y el resto son meros observadores, ese 40% es responsable de alrededor de 400 millones de “snaps” diarios. La aplicación está enfocada a la difusión de fotografía o video, a los que se le puede agregar texto y calcomanías, el resultado se comparte con los usuarios que se tengan agregados. La particularidad principal de esta aplicación radica en la brevedad; los contenidos son visibles sólo unos segundos, aunque existe la posibilidad de ampliar el cortísimo lapso hasta 24 horas. A simple vista parecería que las características de Snapchat están muy limitadas; pero de nuevo, en la brevedad ha radicado su éxito.

Esta aplicación ha traído un nuevo tipo de arte efímero, además de los miles de artistas que andan por ahí compartiendo brevemente su obra, hay también un centenar de museos alrededor del mundo que la usan para promover piezas. En México lo hacen el Museo Nacional de Arte, el Foto Museo Cuatro Caminos, el Museo Dolores Olmedo, sólo por mencionar tres con acervos muy distintos. En el caso los museos mexicanos buscan acercar el arte de maneras ingeniosas, generalmente en forma de memes, a usuarios que en su mayoría van de los 13 a los 34 años de edad.

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