En Twitter la cultura ha encontrado la plataforma de difusión casi perfecta, ha ayudado a globalizarla y a crear nuevas formas de arte. Museos y galerías en distintas partes del mundo han presentado exposiciones interconectadas; un hashtag propuesto por el community manager de un museo en Europa del este puede convertirse en una iniciativa global y lanzar a la gente a interactuar con las piezas y los espacios; hemos podido charlar con curadores y artistas, hacer twitteratura o intervenir obras; hemos compartido palabras, fotos, videos y audios de nuestras experiencias en conciertos e instalaciones; hemos reporteado presentaciones de libros, inauguraciones y clausuras. Con Periscope, un servicio de video streaming exclusivo de Twitter, hemos visto y oído a personajes de la literatura como Margo Glantz, J.M. Servín o Francisco Goldman en vivo en una serie de entrevistas a través de la cuenta @escuela_eme, y a través otras cuentas de instituciones privadas o públicas la cultura se hace presente en nuestras casas, oficinas o en el asiento del metro.

También, por causa de Twitter, instituciones culturales han tenido que recular y modificar sus actividades; recordemos el caso reciente de la Cineteca Nacional y la película Lucifer, de Gust Van den Berghe, cuya exhibición fue cancelada y después reprogramada a causa de las críticas en la red social; o la renuncia del Concejal de Cultura de Madrid, Guillermo Zapata, después de hacer un chiste del holocausto en su cuenta. Twitter impacta en las actividades, obra, personas y personajes de la cultura como ningún otro medio.

Twitter es en sí mismo un fenómeno cultural, uno de los más importantes de la historia moderna, apenas 10 años después de su lanzamiento, la década exacta se cumplió el lunes pasado, parece difícil entender hoy la configuración del mundo sin la influencia de la red social. Con todo, 10 años en la red son una eternidad, hoy Twitter está pasando una crisis como nunca antes; no son los gobiernos, o las organizaciones terroristas las que lo amenazan, es esa caducidad precoz que afecta a todo lo virtual. Los números de Twitter en la bolsa caen semana tras semana, sus acciones cuestan hoy 75% menos que en sus mejores días, sus pérdidas económicas el año pasado superaron los 500 millones de dólares y el crecimiento en el número de usuarios se encuentra desacelerado. La red social se ha planteado cambios, pero un cambio en una plataforma tan simple implica una renuncia a su esencia, los fundadores corren el riesgo de convertir a Twitter en otra cosa. Se estima que en nuestro país hay más de 35 millones de cuentas activas y somos el segundo mercado más importante para la plataforma de microblogging en América Latina, con apenas unos 5 millones de cuentas debajo de Brasil, pero no es suficiente.

La red social de los 140 caracteres está celebrando sus 1 0 años en la incertidumbre de llegar a cumplir otros 10. Si desapareciera hoy, el mundo de la cultura sería uno de los más afectados, la gratuidad del servicio y la penetración que tiene en nuestra sociedad difícilmente podrían ser sustituidos eficazmente por algún otro. Aprovechemos mientas está con vida.

@Lacevos

herles@gmail.com

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