Donald Trump se vió obligado a reconocer que mintió acerca de que Obama no había nacido en Estados Unidos. Durante la entrevista que le hiciera el Washington Post, quedó muy mal parado porque no quiso y no pudo responder, mal esquivó el tema. El día del trabajo, los reporteros en el avión de Trump le preguntaron donde había nacido el presidente, pero el candidato republicano se negó a responder. Se limitó a decir “no hablo sobre eso”. Algunos asesores comenzaron a presionar sobre mejorar la relación con los votantes afroamericanos, a quienes no agrada la campaña insostenible de mentiras sobre el lugar de nacimiento de Obama, que busca deslegitimar al primer presidente negro de EU.

Trump mintió de manera constante durante cinco años, llevando adelante una campaña con la que pretendía deslegitimar a Obama diciendo que no había nacido en Estados Unidos. Ahora lanza otra mentira —¿para tapar la primera?—. Afirma que Hillary Clinton inició la campaña del lugar de nacimiento de Obama durante las campañas electorales de 2008. Una mentira sustituye a otra mentira, una campaña sustituye a la otra… como si así pudiera borrar la historia de su anterior mentira. Y es que Trump usa los mensajes igual que las frases de 140 caracteres para no dar explicaciones. Refractario como lo es a argumentar, lanza afirmaciones lapidarias, nada que discutir, nada que explicar, nada que preguntar. Cuando se sintió obligado a rectificar, su frase lo describe: “el presidente Obama nació en Estados Unidos y punto”. Y punto, quiere decir aquí se acaba la controversia, al tiempo que pretende iniciar otra igualmente falsa.

Igualmente mentirosa es toda la campaña sobre el muro que habrá de construir México en la frontera con Estados Unidos, sobre que los mexicanos que viven y trabajan allá son delincuentes, violadores, asesinos, nacotraficantes. Y todo lo que se le ocurre día con día. Que lo diga Trump sería lo de menos, si no hubiera oídos de pro racistas y gente desinformada en Estados Unidos que sigue al magnate en sus mentiras y, lo peor, con las consecuencias que comienzan a evidenciarse. Nunca antes hubo una campaña con tantas mentiras , tanto odio y tanto racismo abierto en Estados Unidos. Los latinos son la más grande minoría, y los mexicanos son allá la mayoría de los latinos que ya están siendo afectados por la campaña de Trump. Sin importar las consecuencias ataca día con día y, lo peor, ha sembrado odios que ya amenazan tempestades.

El bullying en las escuelas está creciendo por el color de la piel contra niños latinos o musulmanes o asíaticos; las agresiones crecen también. En un partido de futbol americano en Indiana, el equipo estadounidense que jugaba contra un equipo latino pasaba a la ofensiva con la frase “build a wall” (construyan un muro). Gravísimo, en algunas concentraciones de Trump se escuchan dos frases: “build a wall”, “kill them all”… En español, “construyan un muro”, “mátenlos a todos”. A eso llevan los odios levantados. Gane o pierda Trump, el racismo ya despertó y va contra todos, los documentados y los indocumentados, no tiene mayor referencia que el color de la piel… Es gravísimo si se considera la cantidad de latinos que viven y trabajan en Estados Unidos, de musulmanes, de asiáticos… Los demócratas, destacadamente Hillary y Obama, defienden la importancia del trabajo y las contribuciones de los latinos y los mexicanos en Estados Unidos. Y si tradicionalmente el voto latino es mayoritariamente demócrata, es de esperarse que lo sea en noviembre más que nunca.

Desafortunadamente para Trump el voto de las minorías cuenta y pesará en los resultados electorales en Estados Unidos. Es cierto que las encuestas muestran una competencia muy cerrada entre los dos candidatos, pero hay que recordar que en Estados Unidos lo que define la elección es la suma de los votos electorales de cada uno de los estados. De manera que aunque las encuestas nacionales sean favorables a Hillary entre 1 y 5 puntos, si se consideran las encuestas locales y el número de votos electorales necesarios para ganar la elección, Hillary va adelante con 74% y Trump tiene apenas 26%. Claro, nada está definido, la competencia entre los dos candidatos es real y cerrada. El voto de las minorías es muy importante, lo es el de los latinos y el de los mexicanos.

Periodista y analista internacional

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