Las primarias del supermartes en 11 estados de Estados Unidos apuntan ya hacia quiénes serán los candidatos en las elecciones presidenciales de noviembre: Hillary Clinton por el Partido Demócrata y Donald Trump por el Republicano. Frente al avance de Trump el establishment de ese partido comienza a expresar su preocupación. Reconoce que tiene un grave problema y que Donald no tiene la solidez para manejar la política interior ni la política internacional del país más poderoso del planeta, que sus discursos de odio pueden volverse en contra del partido y del país. A lo largo de la última semana, importantes políticos republicanos han expresado su inquietud y desacuerdos de fondo con Donald Trump. Esa inquietud se ha traducido en que Trump está siendo colocado bajo fuego proveniente de todos lados. Vaya problema, porque los otros dos senadores aspirantes a la candidatura, Cruz y Rubio, son también extremistas, que no se han deslindado de Trump.

Elementos del Partido Republicano comienzan a reconocer el problema con Trump y su discurso de odio en todos los flancos. ¿Demasiado tarde? Cuando el magnate avanza hacia obtener la candidatura, el ex candidato republicano en las elecciones de 2012, Mitt Romney, se expresó duramente contra Trump, lo criticó por la peor de las xenofobias cuando pretende expulsar a 11 millones de indocumentados forzándolos a autodeportarse. Critica su misoginia y crear chivos expiatorios con los migrantes mexicanos y musulmanes.

95 expertos republicanos en seguridad, citados por el editorial del New York Times, publicaron una carta abierta y se declararon “unidos en su oposición a una presidencia de Donald Trump, que pasa del aislacionismo al aventurerismo militar en el espacio de una frase”. Algunos fueron funcionarios de la administración de Bush.

La mayor parte de los analistas concuerdan en que Trump podría ser el candidato republicano pero que no será el presidente, aunque el riesgo existe. El extremismo del magnate no tiene límites: grita, insulta, agrede, amenaza, expulsa a los no blancos de sus conferencias o actos de campaña.

De todas las elecciones presidenciales en el mundo, la de Estados Unidos es la más importante para México: hay alrededor de 35 millones de origen mexicano en ese país, de ellos alrededor de 7 millones son indocumentados; nuestro mayor socio comercial es Estados Unidos con el 85% de nuestra relación comercial internacional; ambos países están unidos por la mayor frontera entre un país desarrollado y uno de mediano desarrollo; esa frontera tiene el mayor tránsito de personas entre dos países en el mundo; a lo largo de más de 3 mil kilómetros de frontera se ubican 14 pares de ciudades hermanas a uno y otro lado de la línea divisoria con todos los intercambios cotidianos que eso supone; los mexicanos en Estados Unidos hacen grandes aportaciones a la economía, la demografía, la cultura y la gastronomía; los latinos en Estados Unidos, representan la primera minoría y la que más crece; los jóvenes de origen mexicano y latino estudian en muchas de las grandes universidades; los empresarios de origen mexicano impulsan el desarrollo en diversos ámbitos.

Esas son algunas de las cuestiones que el discurso de Donald Trump ignora y distorsiona llamando a la xenofobia, el racismo, la división, el desprecio, el insulto hacia los mexicanos en particular y hacia todas las minorías en general. Que el puntero entre los aspirantes a la candidatura republicana promueva el odio hacia los latinos en la forma en que lo hace resulta peligroso e inquietante. Que diga que los mexicanos son delincuentes y narcotraficantes es mentira y ofensa. Que pretenda que expulsará a 11 millones de indocumentados o que los haría autodeportarse, es imposible.

Pero lo más grave del discurso de Trump es que jala multitudes que aplauden la supremacía de los blancos, cuando las minorías pronto serán mayoría. El magnate no se deslinda de los más violentos racistas del Ku Klux Klan ni de sus líderes. Repite y se reconoce en frases de Mussolini. Lo peligroso es que Trump está promoviendo el odio y la agresión contra minorías, en particular contra mexicanos, latinos y musulmanes. ¡Cuidado! Porque así comenzó Hitler…

Bien por el spot I´m Proud to be Mexican.

Periodista y analista internacional

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