Luego de 40 años de “guerra contra las drogas”, inaugurada por el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en varios países del mundo se están rompiendo esquemas y cuestionando tabúes. La política de eliminar la oferta de drogas con el fin de erradicar su consumo pierde cada vez más partidarios. México no se ha quedado atrás de esa discusión y se halla ahora en la coyuntura de tomar sus decisiones.

La determinación de la Corte de otorgar amparo a cuatro personas para el uso recreativo de la marihuana abre el camino a que la regulación de esta actividad sea analizada en los ámbitos del Ejecutivo y del Legislativo. No es una discusión ociosa, como algunos han insinuado, porque es una realidad en todo el mundo que el consumo de esta hierba se incrementa y los esfuerzos de las instancias de seguridad por impedirlo han fracasado.

El debate no es nuevo. Importantes actores de la sociedad civil, entre los cuales figuran académicos, médicos, expertos en seguridad pública y científicos, llevan años promoviendo un cambio de enfoque en este tema. Pero ha sido hasta esta década cuando se ha generalizado una nueva legislación en naciones de Occidente. La tendencia parece imperar cuando menos en el continente americano.

En septiembre pasado la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) aprobó un documento en el que se plantea la necesidad de un nuevo enfoque centrado en la salud. El texto será presentado a la Sesión Especial de la Asamblea de Naciones Unidas sobre Drogas que tendrá lugar en Nueva York el año próximo. Estados Unidos ha legalizado el consumo en 23 estados y en Washington, DC.; otros más están en lista de espera. Por su parte, el recién electo presidente de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado que su gobierno buscará despenalizar la hierba.

Frente a los más importantes países del continente definiendo nuevas políticas en la materia, ¿México se quedará sin transformaciones? Incluso la decisión de mantener una política prohibicionista, si ese fuera el caso, tendría que venir de una amplia discusión en la que se busque un consenso.

Hoy en las páginas de este diario se abre el debate a actores con posiciones contrarias. El comisionado nacional contra las adicciones, Manuel Mondragón, advierte sobre los daños sociales y a la salud que ocasiona la marihuana; dice que la sustancia en sí misma genera un riesgo de adicción a niños y jóvenes. En sentido contrario, Juan Francisco Torres Landa, uno de los personajes que ganó el juicio de amparo en la Corte, aclara que lo que su grupo busca no es el consumo generalizado, sino que el Estado tome control de una actividad que en este momento monopoliza el crimen.

El debate continuará en próximos días, no sólo para saciar la necesidad de información de la ciudadanía, sino para que los tomadores de decisiones establezcan el rumbo que México seguirá en medio de un mundo que ya está fijándose nuevas metas.

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