La xenofobia en Estados Unidos retomó fuerzas a partir de que Donald Trump anunció que buscaría la candidatura presidencial del Partido Republicano. Desde entonces el discurso del magnate incluyó acusaciones y señalamientos contra los extranjeros, principalmente los mexicanos, lo que propició la rearticulación del racismo alrededor de la figura del hoy presidente electo.

Una vez que Trump venció en las elecciones presidenciales de noviembre, en las que recibió el apoyo de personas con menor educación, de áreas rurales y principalmente de raza blanca, la xenofobia ha vuelto al escenario público en el vecino del norte. EL UNIVERSAL ha dado cuenta de testimonios que refieren leyendas ofensivas contra los mexicanos impresas en billetes circulantes en aquel país.

El racismo y sentir antiinmigrante en Estados Unidos no es un fenómeno reciente, todo lo contrario. Ha formado parte de su historia y contiene capítulos diversos, muchos de ellos dolorosos, entre los que destaca obligadamente la lucha de Martin Luther King por los derechos de las personas de raza negra y asesinado por un segregacionista blanco.

Los episodios de racismo contra los mexicanos también son usuales. Hace casi 10 años el propio FBI señaló un aumento de 35 por ciento en los crímenes por xenofobia contra mexicanos entre 2003 y 2007 en California. También recordamos el caso de Luis Ramírez, connacional inmigrante ilegal que en julio de 2008 fue golpeado hasta la muerte por tres jóvenes blancos en Pensilvania.

El peso demográfico de los mexicanos en Estados Unidos está fuera de toda duda, tanto como la importancia de la relación económica para ambas naciones. Según la Secretaría de Relaciones Exteriores, mil millones de dólares cruzan diariamente los más de 3 mil kilómetros de frontera compartida.

La agenda bilateral es amplia y variada: crimen organizado, Tratado de Libre Comercio, migración, entre otros asuntos. Lo que logró Trump a lo largo de su campaña fue reducir los temas comunes sólo a los supuestos perjuicios causados por los mexicanos en Estados Unidos, sin referirse a los miles, millones que son empresarios o empleados asalariados y que aportan nada menos que el 8 por ciento del PIB de aquel país, aproximadamente.

Desde su elección, Trump ha continuado con actitud beligerante contra nuestro país, al igual que sus seguidores, no obstante, desde México han faltado las voces, liderazgos y mensajes claros que ofrezcan certidumbre a los mexicanos que viven allá. Es necesario unir esfuerzos para públicamente defender a México y a los mexicanos; quienes los atacan lo hacen porque perciben vulnerabilidad. Bloqueemos esa percepción.

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