En México, sólo la mitad de la población tiene acceso a internet y es menor aún el porcentaje que hace uso frecuente de un banco; la cultura financiera necesita expandirse en el país. Quienes utilizan la banca y tienen accesos a créditos que les pueden permitir una mejor calidad de vida representan una cifra menor. Hoy esa proporción está en riesgo de ser todavía más baja, pues el robo de identidad —uno de los delitos más frecuentes contra usuarios de la banca— creció casi 50% en el primer semestre de 2015 en comparación con el mismo periodo de 2014.

De acuerdo con una nota que publica hoy EL UNIVERSAL, ese tipo de ilícitos puede representar en promedio una pérdida de 50 mil pesos para usuarios de tarjetas de crédito o cuentas de ahorro. Por medio de una llamada o de correos electrónicos apócrifos, los defraudadores obtienen datos de los tarjetahabientes para luego hacer compras o transferencias de efectivo, en el caso de los cuentahabientes.

Es cierto que en estos casos interviene el descuido de usuarios, que otorgan referencias personales en llamadas telefónicas o no se deshacen de manera efectiva de sus estados de cuenta impresos. Pero en ocasiones el timo proviene del interior de las mismas compañías telefónicas o bancarias, cuando empleados hacen mal uso de los datos.

Si se quiere aumentar la bancarización, la falta de una cultura de prevención ante el cibercrimen es más que necesaria. La penetración de la banca en México es baja y puede ser menor si en el tránsito a la banca electrónica —a donde se dirigen las instituciones de crédito— millones de personas deciden no subirse por desconfianza.

Debido a que la causa principal de los fraudes es el desconocimiento de los usuarios, banca y autoridades deben insistir en la prevención para evitar el aumento de los ciberdelitos, además de elevar sus medidas de seguridad.

Expertos coinciden que en este problema hacen falta mayores controles de los bancos y cuestionan la actitud voraz con la que las instituciones bancarias colocan créditos en exceso, sin tomar las prevenciones mínimas para otorgarlos.

Autoridades, bancos y usuarios deben cerrar filas ante los ciberdelincuentes. Nadie vería con malos ojos que en establecimientos y sitios de internet se pongan más candados, aunque ello signifique unos minutos más en el proceso de compra.

La tecnología debe servir para facilitarnos la vida, no para complicarla.

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