Cuando estalló la noticia de que 43 estudiantes habían desaparecido en Iguala, Guerrero, se destapó al mismo tiempo una realidad que había prevalecido en el estado y en el municipio desde años atrás. Los asesinatos, los secuestros y la extorsión ocurrían de manera cotidiana, pero fue hasta que ocurrió la tragedia del 26 de septiembre que se puso atención sobre el tema.

A casi un año de aquellos hechos, afortunadamente ya no se ha dado ninguna noticia tan terrible. No por ello se puede decir que el municipio o el estado están mejor.

Mientras a nivel nacional —entre el primer semestre de 2014 y el primero de 2015— se registró una baja de 1% en el número de homicidios dolosos (de 9 mil 057 a 8 mil 963), en Guerrero hubo un repunte de 21% (de 780 a 943), según los reportes mensuales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). De esta forma, si los asesinatos en el estado representaban 8.6% del total del país el año pasado, ahora son ya 10.5%. Bastante, más considerando que la entidad no supera el 3.5% de la población en el país.

Silviano Mendiola, alcalde en funciones, dice a este diario: “Nos tocó afrontar una de las peores crisis política, social y económica del municipio, pero hoy puedo afirmar que Iguala es totalmente diferente a la de noviembre de 2014”. Las cifras indican lo contrario, al menos en cuanto a homicidios.

Los reportes de Incidencia Delictiva del Fuero Común del Secretariado Ejecutivo del SNSP muestran que de enero a agosto del presente año el número total de homicidios en Iguala ha sido de 103. En el mismo periodo de 2014, antes de Ayotzinapa, la cifra era de 95.

Iguala tiene una población de poco más de 100 mil habitantes; eso quiere decir que la tasa de homicidios en el municipio es cinco veces más alta que el promedio nacional. Y lo más sorprendente es que ese número haya empeorado pese a toda la atención que se le puso a partir de lo ocurrido a los estudiantes de Ayotzinapa.

Los homicidios no son el único indicador que contradice el optimismo del actual alcalde. Coca Cola Femsa cerró en Iguala; las automotrices Volkswagen y Seat, así como Canteras de México, se retiraron de dicho municipio. El cobro de piso, las extorsiones, los secuestros son los responsables.

José Luis Abarca, el alcalde de Iguala en 2014, está detenido. El gobernador de ese entonces, Ángel Aguirre, renunció al cargo. Se hizo un plan desde el gobierno federal para recuperar el control de la zona. Aun así, estamos por llegar al final de este 2015 con un contexto peor al que se tenía en el mismo periodo de 2014. El riesgo de otra tragedia, por tanto, está latente.

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