La de los diputados es una Cámara socialmente útil y políticamente responsable. Bisagra en la vida del país, este 1 de septiembre es momento emblemático de la política nacional; no sólo porque el Ejecutivo presenta el informe que guarda la administración pública a su cargo, lo cual ya es sumamente relevante, sino porque en el ámbito del Congreso de la Unión, termina el primer año de la actual legislatura federal, que implica la renovación de sus instancias de gobierno interior y, sobre todo, abre la oportunidad para presentar lo alcanzado, acreditar los buenos resultados, precisar lo que falta por hacer, fijar nuevos retos; rendir cuentas y renovar compromisos.

Casa de las voces múltiples, nuestro Poder Legislativo federal ostenta la cualidad de ser una instancia colegiada y, subrayadamente, hogar de pluralidad, que en muy buena medida refleja la complejidad, diversidad y riqueza de nuestra sociedad toda. Por eso es válido recordar que los mexicanos de las más recientes generaciones hemos tenido el acierto de hacer del pluralismo política, productividad legislativa, ya que de las 699 reformas que nuestra Constitución de 1917 ha tenido a casi 100 años de haber sido promulgada, 314, prácticamente la mitad, fueron aprobadas en los últimos 20 años, el tiempo de la pluralidad; y de ellas, 147 en el presente sexenio, lo cual acredita que éste es el más reformista de la historia. Y qué decir desde el punto de vista cualitativo, de la hondura y profundidad de esas transformaciones, que si bien ya están empezando a cambiar el perfil de México, terminarán por transformar su rostro.

Nada más de septiembre del año pasado a la fecha, en la Cámara de Diputados aprobamos ocho reformas constitucionales, 102 a diversas leyes vigentes y expedimos 15 normas nuevas y otras decisiones legislativas, para sumar 142 decretos aprobados.

La mayoría de estos resultados legislativos (60) son atinentes al bienestar social para la igualdad, lo cual acredita el carácter representativo y popular de la Cámara Baja; 31 referentes a seguridad y justicia para la paz; 22 al crecimiento económico para la prosperidad; 16 al desarrollo sustentable y 13 tocantes a la transparencia y la rendición de cuentas.

De este modo, no sólo aprobamos la desindexación del salario mínimo para no mantenerlo atado, y que el ingreso de los trabajadores inicie su recuperación, conforme las condiciones de la economía lo permitan, y dimos el paso para que el Distrito Federal se haya transformado en Ciudad de México; también aprobamos diversas medidas a favor de los Derechos Humanos para proteger a la niñez, a los refugiados y a las eventuales víctimas de delitos, entre otras.

En paralelo legislamos para promover la transición energética que permita generar más y mejor energía con fuentes renovables y sustentables; incorporar el enfoque de género en las acciones públicas que benefician a las comunidades indígenas, exentar de pagos derechos por emisión de algunos documentos a mexicanos que viven en el exterior; controlar, ordenar, transparentar y mejorar el gasto público; crear bancos de leche materna que garanticen el abasto en todo el país. Los anteriores, por sólo citar algunos ejemplos de los muchos que se pueden consultar en www.diputadospri.com.

Complementariamente, hemos iniciado la conmemoración del centenario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, con la “construcción de un obelisco editorial” de más de 11 mil páginas publicadas en ocho obras y 32 volúmenes, de una colección de libros, muchos de ellos inéditos que, en tan solo unos meses, fueron elaborados por un cúmulo de instituciones y personas que, juntos, ahora nos permiten conocer más de la evolución de nuestra Carta Magna en un siglo y, sobre todo, nos permiten avizorar los posibles derroteros que nos permitan consolidar al nuestro como el país incluyente, libre, próspero, justo y en paz, que todos merecemos.

Coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados

@CCQ_PRI

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