Pensar localmente para actuar globalmente, es la divisa de las ciudades con vocación internacional.

El libro CDMX Internacional, presentado el 14 de julio por el jefe de Gobierno, el doctor Miguel Ángel Mancera, presenta un balance de las actividades de la Coordinación General de Asuntos Internacionales, a cargo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, entre 2012 y 2015.

La clave de una acción internacional eficaz es que esté arraigada en prioridades y programas locales que involucren a sus habitantes y atiendan su calidad de vida.

¿Cuáles son las ciudades con mejor calidad de vida? Son ciudades medias como Berlín, Copenhague, Melbourne, Munich, Sydney, Vancouver, Viena y Zurich.

Estas gozan de seguridad pública; clima favorable a los negocios y conectividad internacional; respeto al uso del suelo; áreas públicas limpias y cuidadas; transporte público digno y accesible; cuidado del ambiente y acceso a la naturaleza; instituciones de educación y de salud pública de calidad; y la convivencia de personas de distintas razas y niveles de ingreso.

Además del libro CDMX Internacional, el GDF a través del Proyecto AL-LAS Ciudades al Mundo, coordinado por Eugène Zapata Garesché, www.proyectoallas.net/nuestro-trabajo/dialogos , y del Laboratorio para la Ciudad, preguntó ¿por qué internacionalizar a la CDMX? a dos docenas de líderes de los negocios, la ciencia, la academia, la cultura y los organismos de la sociedad civil.

Sus respuestas ubican fortalezas significativas y complicados desafíos de la CDMX en el ámbito global.

Entre los puntos fuertes está la cultura, nuestra herramienta última para reconstruir el tejido social y la noción de comunidad, señala Lorenzo Meyer. La CDMX es la que tiene más museos del mundo; la oferta cultural va desde festivales, congresos científicos, y reuniones académicas internacionales, hasta la gastronomía, los conciertos en el Zócalo y la lucha libre que siempre atrae la atención de visitantes internacionales.

Otra fortaleza es que la CDMX alberga a la mitad de los investigadores científicos del país, y su vocación se orienta cada vez más a las tecnologías limpias, la investigación biomédica, el desarrollo de software y los servicios financieros.

Aprendimos de Bogotá y Curitiba para el Metrobús y lanzamos Ecobici, el primer sistema de bicicletas públicas en América Latina; junto con el ‘Hoy no circula’ en vías de reorientación, estos programas han logrado que la calidad del aire en la CDMX sea notoriamente mejor que en los años 1980s. El alcoholímetro funciona sin corrupción y previene accidentes.

Los rituales cotidianos del caos tienen que ver con el desprecio de lo público: tirar basura en banquetas y plazas, nulo respeto al reglamento de tránsito, fallas severas en la infraestructura de la L12 del Metro, corrupción y privilegios de desarrolladores urbanos, y creciente criminalidad.

Somos la capital de un país con más TLCs del mundo, abiertos a visitantes gringos, canadienses y europeos, pero si un indígena trata de entrar a un hotel en el Paseo de la Reforma o un centro comercial en Santa Fe es objeto de discriminación y maltrato.

El número de expatriados, menos del 1% de la población, es de los más bajos del mundo. El Aeropuerto Internacional de la CDMX tiene vuelos directos a Europa y Asia, pero está saturado y, si bien nos va, el nuevo aeropuerto tardará seis o siete años en empezar a funcionar.

No somos berlineses, pero lo más difícil y a la vez lo más promisorio para la CDMX en la tarea de convertirse de capital nacional en ciudad global, es apostarle a la construcción de una nueva cultura cívica de derechos y responsabilidades con el involucramiento activo de sus ciudadanos.

Profesor asociado en el CIDE.
@Carlos_Tampico

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