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El voto duro del PRI de las organizaciones sindicales se ha debilitado y los sindicatos no serán un factor determinante en las elecciones del 1 de julio, advirtieron especialistas.

Académicos consultados por EL UNIVERSAL consideraron que la transformación del mercado laboral y el surgimiento de fuerzas políticas nuevas, como Morena, han contribuido a que agrupaciones de trabajadores “hayan perdido fuerza”, y aunque aún prevalecen prácticas clientelares, estos gremios no definirán las votaciones, por lo que los partidos, en especial el PRI, han buscado otros mecanismos para cooptar votos.

Para el actual proceso electoral los sindicatos se han dividido entre apoyar al candidato del PRI, José Antonio Meade, y al aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Los investigadores detallaron que la división del “voto duro” proveniente de estos gremios se debe a la “reconfiguración” de las fuerzas políticas.

Organizaciones como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Obrera Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), Confederación Obrera Revolucionaria (COR), Confederación Revolucionaria de Trabajadores (CRT), Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), el Sindicato Petrolero, el de Ferrocarrileros y la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), simpatizan con el PRI, por lo que apoyarán a José Antonio Meade, candidato a la Presidencia de ese partido.

Mientras que otros como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Nueva Central de Trabajadores, que agrupa a sindicatos como el de Electricistas (SME), el Frente Amplio Social Unitario (FASU), que desde su fundación se han identificado con la oposición y respaldan a López Obrador, candidato de la coalición encabezada por Morena.

Pierden fuerza política. Jean François Prud’homme, investigador de El Colegio de México, comentó que aunque el “ritual político” del PRI en el que su candidato a la Presidencia es apoyado por la CTM, la Confederación Nacional Campesina y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, los sindicatos han perdido fuerza política en los últimos 25 años, aunque hay gremios como el de maestros que representan 2 millones de electores que aún poseen influencia, por lo que los candidatos buscan su aceptación.

“Antes, una gran parte de la estructura corporativa del PRI se apoyaba en sindicatos, los que de cierta manera lograban movilizar un voto disciplinado corporativista que garantizaba el triunfo en regiones del país para el PRI. El peso político de esas organizaciones ha entrado en declive, hay ciertos sindicatos que representan un segmento importante del electorado, que son objeto de competencia entre los candidatos para atraer su voto, como es el caso de maestros del SNTE [Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación] y la CNTE [Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación]”, dijo.

Refirió que el Sindicato Minero, encabezado por Napoleón Gómez Urrutia, quien es candidato para el Senado, es otro ejemplo de un gremio que mantiene influencia, que con su estructura puede representar victorias para Morena en zonas del norte del país.

“Lo que está en juego en esta ele-cción es el voto corporativo, la ventaja que aseguraba votaciones masivas, disciplinadas a favor de un partido u otro... la evolución de la competencia política, ese voto masivo y disciplinado tiende a segmentarse entre distintas fuerzas políticas, que son del PRI y Morena”, enfatizó.

Sin defensa de trabajadores. Salvador Mora, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, destacó que el sindicalismo “ha perdido influencia” en el proceso electoral y sus líderes han utilizado esas organizaciones como “trampolines” para sus intereses.

“Los sindicatos han entrado en una lógica de pragmatismo político, no defienden los intereses de los trabajadores, sino que dan su apoyo al candidato que les convenga, cómo Napoleón Gómez Urrutia”, destacó.

Dijo que el viejo esquema del sindicalismo ha quedado rebasado por las condiciones del actual mercado laboral, en donde las prácticas como el outsourcing, el pago por honorarios y la informalidad han desincentivado la agrupación de los trabajadores.

Destacó, además, que de los 45 millones de empleados que hay en el país menos de 10% están afiliados a un sindicato.

Ivonne Acuña Murillo, académica de la Universidad Iberoamericana, afirmó que el voto duro representado por organizaciones como la CTM no “le alcanza” al PRI para ganar la ele-cción, por lo que ese partido ha buscado otras formas para conseguir votos. El régimen político se encuentra ante un reacomodo del cual los sindicatos no están exentos, subrayó.

“Al inicio del sexenio había tres grandes partidos: PRI, PAN y PRD que se están desfondando. El PAN con crisis interna, el PRD con riesgo de no conservar la Ciudad de México y el PRI vive su peor momento; el sistema de partidos se reconfiguró y veremos cómo queda en las ele-cciones, eso va a mover a los sindicatos que subsisten afiliados a un partido”, dijo Acuña.

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