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La mañana del 27 de noviembre, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, salió de Palacio Nacional tripulando su auto. Iba a Los Pinos a renunciar. Hoy está convencido de que volverá a Palacio como Presidente de la República.

En entrevista con EL UNIVERSAL dice que no guarda cadáveres en el clóset y sólo ve hambre de poder en la oposición.

Con 20 años en el servicio público, en los últimos meses, como presidenciable se hizo evidente su uso del transporte público y en aviones viaja en clase turista.

¿Lo prepararon toda su vida para ser el Presidente de la República?

—Me prepararon en el servicio, me enseñaron a trabajar por los demás. Eso es lo que me motiva a buscar la candidatura. Me motiva que quiero honrar el ejemplo de mis padres, él es servidor público, ella educadora que trabajó en el DIF, y los dos nos inculcaron desde pequeños la importancia de trabajar por los demás. Mi esposa y yo concluimos estudios superiores y eso nos obliga siempre a tener una vida de compromiso. Ambos prometimos a nuestros hijos que nos dedicaríamos a construir un México mejor.

Otros aspirantes no llegaron y dicen que apoyan su eventual candidatura, ¿es real esa unidad o es ficticia?

¿No es una unidad a fuerza?

—Creo que no, yo creo que es una unidad real porque todos sabemos que es una elección muy importante y hay mucho en juego. La unidad está cimentada en valores fundamentales.

¿No hay fracturas en el PRI?

¿No ve un rompimiento de la militancia en el tricolor?

—Yo creo que no, primero porque se me reconoce como simpatizante de mucho tiempo atrás y segundo, porque responde a una convicción profunda de alto consenso, de una decisión valiente y comprometida del PRI de abrirse a la sociedad, de buscar que partido y ciudadanos caminen juntos. Se medita y traduce en una modificación en el estatuto, una modificación en la Asamblea XXII (de agosto pasado) que movilizó cientos de miles de conciencias y nos dio un estatuto que abre de puertas y ventanas al PRI. No es una decisión que se tomó ayer, es una decisión que se tomó desde hace algunos meses y se materializó el lunes.

Todo lo que ocurrió el lunes olió a naftalina, a viejito, ¿cómo lo ve?

¿Usted cree o está seguro de que quienes no llegaron como Miguel Ángel Osorio, Aurelio Nuño, lo apoyarán?

—Estoy absolutamente seguro porque todos hemos tenido comunión en un proyecto y en una visión.

¿Sumaría a Osorio, a Nuño, a Narro o a De la Madrid a su equipo?

—A ellos y a miles más, incluso volteando a ver fuera del partido. Me anima la posibilidad de que este sea un proyecto incluyente y escuchemos muchas voces. Hoy tenemos un México plural, construido en el diálogo, donde no hay una sola voz que impere. Al país no le sirven propuestas que dividen o confronten.

O sea, no un ánimo rijoso...

—Un ánimo constructivo, que dé esperanza y reconcilie. Permitir a la sociedad civil trabajar de la mano con el gobierno; que partidos y ciudadanos se sienten en la misma mesa.

Sin paraísos fiscales

La convocatoria marca que aún puede registrarse otro aspirante, ¿usted se veía puesto a ir a una interna o esto ya es un “dedazo”?

¿No lo ve como un “dedazo”?

—Es difícil considerarlo así si uno va revisando lo que ésto ha implicado: primero una asamblea con miles de voluntades. Reconociendo la importancia en el proceso del Presidente de la República, también es cierto que esta es una decisión que no se da en un vacío, que se da en el contexto de una trayectoria de vida, de un partido que toma una decisión de abrirse hacia el simpatizante.

Nos hemos llevado chascos impresionantes en la vida política en México, ¿José Antonio Meade no teme que le aparezcan propiedades, empresas, conflictos de interés, cuentas inexplicable, paraísos fiscales?

—Ninguna de esas, son 20 años de servicio público ininterrumpidos, 20 años de que la gente me conozca, sepa cómo vivo, sepa quién soy, sepa cómo soy. Me he sujetado con convicción y con claridad al mundo de transparencia en el que hoy vivimos y que debemos de seguir profundizando.

¿Tiene cadáveres en el clóset? ¿Se siente lo suficientemente blindado frente a un tema que le pueda brincar en los próximos meses?

—Soy una gente de valores, soy una gente de familia y soy una gente de convicciones. Soy una gente que no guarda cadáveres en el clóset ni en ningún otro lado.

PRI, construye

¿Está consciente de que carga con un partido por el que la mayoría, según las encuestas, no votaría?

Las encuestas lo ponen lejos, bastante lejos de López Obrador, ¿le parece inalcanzable Andrés Manuel?

—Me ponen ya bastante más cerca en un proceso que apenas empieza, y la final estoy seguro que la voy a ganar.

¿En julio se ve rebasando tranquilamente a López Obrador?

—Sin ningún problema.

López Obrador, Jaime Rodríguez El Bronco y otros minimizaron su destape, dicen que así va a ser más fácil ganarle al PRI, porque representa más de lo mismo, ¿qué les responde?

—Represento más de quienes quieren construir, buscar unidad y ponen su experiencia a un rumbo cierto. Represento más de quienes consideran que no es en las viejas recetas en donde vamos a encontrar soluciones a los nuevos problemas. El país necesita unidad y no división, experiencia y rumbo cierto, no sobresaltos ni ocurrencias.

Frente Ciudadano por México y AMLO...

¿Qué diferencia ve entre el Frente Ciudadano por México y Andrés Manuel López Obrador?

—En el caso de ambos, lo que hay es hambre de poder y no ganas de transformar. El PRI se transformó y eso implicó sumar voluntades de militantes y simpatizantes, generar espacios de confianza y no de encono.

¿Le teme al Frente Ciudadano?

¿Usted le puede quitar votos al PAN o le quiere quitar votos al PAN?

—Yo quiero sumar muchas voluntades y mucha sociedad.

¿Qué opinión le merecen los candidatos independientes?

—Yo tengo un enorme aprecio por muchos de ellos, hemos sido compañeros y amigos. Su voz enriquece el debate, pero la posibilidad de apertura que hoy ofrece el PRI a los simpatizantes, es una posibilidad de construir sobre la base de un marco mucho más sólido y mucho más probado.

El escenario de Nuevo León, ¿no cree que podría replicarse a nivel nacional?

—No, estoy seguro que voy a ganar.

¿Cuál es el mayor problema de México: pobreza, inseguridad, corrupción?

—Tenemos muchos retos y muchas fortalezas, e instituciones que consolidar. Tenemos que enfrentar de mejor manera el reto de seguridad y justicia, ser muy claros y muy contundentes en que no puede haber un paso al margen de la ley, que México tiene que ser un país de leyes. Debemos trabajar en una inclusión mucho más plena de la mujer y trabajar en la economía familiar: certeza de comida en la mesa, techo, educación, salud, y seguridad en las calles.

¿Cómo deja el país económicamente? Creo que desde 1994 no ocurre una desgracia de que nos dejen al país colgado de alfileres...

¿Cuáles serían sus prioridades?

—Seguiremos teniendo un reto muy importante en inclusión, tenemos un reto en seguridad y justicia, tenemos un reto en Estado de derecho y en materia de corrupción, tenemos que seguir consolidando la economía familiar y sumar a mujeres y niños, y de todo ello habrá espacio para abundar ya en la etapa de la campaña.

El simil con Plutarco Elías Calles ¿Con qué parte de Elías Calles se queda, con cual se siente más identificado?

—El presidente Elías Calles fue cinco veces secretario de Estado, yo encabecé cinco secretarías, a mí me faltaba Guerra y Marina, lo voy a buscar por la vía de ser el comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

¿No le incomodó ese elogio de Luis Videgaray y luego el tema de los despistados del presidente Peña Nieto?

—A mí nunca me incomoda el elogio de un amigo, Luis Videgray es mi amigo de mucho tiempo, como lo son todos quienes forman parte del equipo del Presidente. Nunca habré de reprocharle a un amigo que sea generoso conmigo. Me parece que ese es el alcance que tuvo el comentario y no ningún otro, el ámbito de reconocer que hemos caminado juntos, que lo hemos hecho en el afecto, que lo hemos hecho en la amistad, que es algo de lo que yo me siento muy contento y muy agradecido. La vida me ha dado la oportunidad de hacerme amigo de muchos mexicanos que han puesto al centro de su ser, al centro de su desempeño, al centro de su vocación, el ayudarle a México a ser mejor y de todos ellos me siento yo orgulloso y agradecido. A todos les he aprendido, a todos les he visto emoción por transformar, les he visto aportar con pasión ideas y les he visto estar dispuestos a consensuar, a construir y acordar para que México vaya caminando siempre mejor, y de todos ellos me siento orgulloso de ser amigo.

¿No se puso en riesgo su eventual postulación a la candidatura?

Todos tenemos miedos, ¿cuáles son los miedos de José Antonio Meade?

—Yo trabajo siempre con el ánimo, con el entusiasmo de que no quede nunca por mi esfuerzo. Siempre he pensado que debe uno de vivir la vida, y el servicio público y el trabajo por los demás, poniendo todo su ánimo y toda su concentración, y no voltear hacia atrás y pensar que me quedé corto en algo, que un día mis hijos me reclamen que habiendo estado en mis manos poner un esfuerzo mayor, me haya yo quedado corto.

¿No se ve como el próximo Francisco Labastida, que en 2000 no pudo retener la Presidencia de la República aún estando el tricolor en el poder?

—La suma del partido, simpatizantes y de millones de voluntades que quieren que México sea una potencia, nos llevarán al triunfo.

Y se va en su auto, como copiloto de su secretario particular, a seguir en la brega, con la vista fija en ganar en 2018.

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