Expertos coinciden

que la inclusión de público en el tercer debate es otra vez un avance para el ejercicio democrático y celebran que el INE haya decidido tomar este tipo de iniciativas que son “muy plausibles”.

A diferencia de otras elecciones presidenciales, el modelo con el que se manejó la discusión política del pasado 22 de abril, rompió la conformación con la que, hasta entonces, se habían llevado a cabo los debates desde 1994.

Para el próximo debate a efectuarse en la ciudad de Tijuana, Baja California el domingo 20 de mayo, el Instituto Nacional Electoral (INE) incluirá la opinión y preguntas de ciudadanos que se encontrarán dentro del panel y que tendrán la oportunidad de cuestionar directamente a los candidatos sobre el papel que juega México en el mundo.

Al respecto, Roberto Duque Roquero, académico de la UNAM, la inclusión de la ciudadanía en estos actos políticos, son un elemento novedoso que rompe el formato rígido con el que se conducían los debates.

“Todo debate es perfectible, pero hay un avance innegable. Hasta 2012 tuvimos formatos rígidos que conducían a una secuencia de monólogos preparados en casa. Esos no eran verdaderos debates. Había mínima espontaneidad. Ahora el INE ha introducido nuevas dinámicas, con más libertad a los moderadores. Para el segundo debate, las preguntas de ciudadanos son otro elemento novedoso y conveniente para seguir rompiendo el viejo molde”, señaló el especialista en democracia y Derecho Constitucional.

Por su parte, Víctor Alarcón , sostiene, que tener un formato dinámico coadyuva a que el electorado muestre a los candidatos tal como son. Además de indicar que los debates ofrezcan distintos moldes para que el público tenga más opciones al momento de tomar una decisión.

“Es muy importante que los debates por sí mismos ofrezcan variantes que permitan que el propio público pueda observar otras opciones […] Tener esta dinámica más fluida, de mayor intercambio y multidireccionales, eso habla y justifica por sí mismo lo que estamos observando y lo que le puede beneficiar para tener una mejor rendición de cuentas y una mejor perspectiva de lo que los candidatos pueden ofrecer, tal y como son en su dinámica diaria y no verse como productos de mercadotecnia, todo rígidos y en ambientes controlados”, comentó el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La opinión de Duque Roquero es que el problema de los debates anteriores era que la autoridad electoral junto con los partidos políticos, definían los formatos que se debían manejar.

“Antes el principal problema era que el formato lo definían en gran medida los propios partidos y candidatos. La clave es que la autoridad electoral actúe como tal y sea ella quien determine la dinámica, sin considerar las ataduras a las que suelen ser afectos los actores políticos para no mojarse”.

En tanto que, Víctor Alarcón aplaudió que existan más formatos para enriquecer el proceso electoral y el intercambio de ideas.

“Mientras más posibilidades exposición en ambientes distintos ofrezcan estos formatos, abona precisamente para un incremento de las condiciones para el propio proceso y el propio debate”, concluyó.

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