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De lágrimas y risas resulta el segundo debate entre los candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, quienes se manchan con acusaciones de corrupción y crimen.

Aquí, en un estudio de Canal 11, vuelven a verse los siete contendientes por el puesto más poderoso de México después del de Presidente de la República y convierten el ataque frontal en el instrumento preferencial de su comunicación política con los electores.

Lo más duro se dice contra Claudia Sheinbaum Pardo —enconchada en una aparente calma tibetana—, quien es el objetivo de la condena, no sólo los otros candidatos, sino de un padre del Colegio Enrique Rébsamen, a través de la voz eléctrica de un audio que debió haber aguijoneado a la jefa delegacional de Tlalpan, que se mantiene con expresión de mármol.

Alejandra Barrales Magdaleno, de la coalición Por la Ciudad de México al Frente, no saca una granada de fragmentación, ni una cerbatana, le basta una grabadora para atacar. Activa el aparato y se escucha la voz de Alejandro Jurado, padre de Paola, una de las 25 víctimas de esa tragedia.

“Te digo a ti —se escucha y el dolor del padre golpea— que tuve que venir a reconocer a mi hija, yo te reto a ti a revisar documento por documento, tú que dices que eres inocente, yo te reto. Realmente tus omisiones, irregularidades y corrupción, [incidieron] en la muerte de mi hija”.

El juego de cámaras de la transmisión no deja ver a la aludida Sheinbaum y pareciera que en el ataque hacen el uno-dos, Barrales y Mikel Arriola Peñalosa, del PRI, quien con el gesto muy duro, severo, acusa a la candidata de Morena de ser causante de que “se perdieron 26 vidas”.

Escénico, sin embargo, Mikel, egresado de la Universidad Anáhuac, se dirige a Sheinbaum y retador dice: “Mírame a los ojos”, y condena que por su ausencia, corrupción e ineptitud, “tú deberías estar en la cárcel”. Compromete buscar que se aplique ese castigo penal a quien hoy es la favorita en las encuestas.

Marco Rascón Córdova, del Partido Humanista, un liderazgo surgido de los sismos de 1985, creador de Superbarrio, sin sumarse a la carnicería personal, ataca al esquema de abuso en contra de las víctimas del 19-S de 2017.

Con su estilo suave, casi dulce, analítico, dice que en aquél tiempo se hicieron visibles los damnificados y esta vez, PRD y Morena marcaron la invisibilidad de las familias que se quedaron sin techo, que perdieron familiares.

Debate de tres con presencia de siete. Mikel Arriola Peñalosa, Alejandra Barrales Magdaleno, Claudia Sheinbaum transcurren dos horas en las aguas agitadas de un debate sobre economía y desarrollo social, que entra al remolino mayor, quizá, de estos encuentros: los sismos del año pasado.

En la moderación del debate, Ricardo Raphael de la Madrid propone que los candidatos elijan la propuesta al ataque. Va a reiterar la invitación e ironiza que es un valor ser perseverante en esa petición.

Raphael de la Madrid conduce la confrontación junto con Irma Pérez Lince. Dan agilidad a las exposiciones, con una mecánica propicia para la réplica inmediata, si es que un ofendido quisiera defenderse.

Surgen ocasiones para entablar duelos y uno de ellos es cuando Mikel Arriola Peñalosa —fue su noche de Rambo—, denuncia que Barrales es dueña de un departamento en el número 225 de Rubén Darío, la calle más cara, dicen, de la Ciudad de México.

Barrales, en respuesta relámpago: “Es falso”. Y reta, como debe ser, dueña de sí misma, fuerte y sin gritar, firme: “Si lo demuestras, renuncio a la candidatura, si no, tú”.

Expectación. Raphael pregunta si Arriola Peñalosa quiere contestar. El hombre de rabiosas palabras se queda callado. Todavía hay risas de los argumentos de Barrales de que es mujer que trabaja para salir adelante, pues “yo no tengo suegro que me mantenga”.

El formato democrático incluye a Mariana Boy Tamborrell, del PVEM; Purificación Carpinteyro, de Nueva Alianza; Lorena Osornio Elizondo, independiente, y el propio Marco Rascón Córdova, del Partido Humanista, filoso en la crítica, desenvuelto en el debate de ideas.

Sin embargo, las estrategias de contraste las esgrimen los aspirantes de Morena, PRD y PRI, que utilizan el tiempo en ofensivas mutuas.

Les queda una cita ante las cámaras de televisión, el 20 de junio, a estos actores políticos, que son consumados histriones.

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