En esta semana se sumaron tres ataques fatales contra periodistas y comunicadores en diversos puntos de la República, el último contra el corresponsal del diario El Gráfico de Xalapa, Jorge Celestino Ruiz, quien incluso ya contaba con protección policiaca toda vez que había recibido de tiempo atrás amenazas en su contra, vigilancia que como es evidente, falló en esta ocasión. El de Ruiz, es el primer asesinato que se comete en la gestión del gobernador veracruzano Cuitláhuac García, tras de que el reportero ahora fallecido había denunciado hechos de corrupción en Actopan, en donde se encontraba asignado por su medio de comunicación y en donde además de las amenazas, había sufrido anteriormente ataques que lo llevaron a solicitar custodia, misma que no se cumplió.

Con éste, en lo que va del año, son ya 12 los homicidios de profesionales relacionados con la actividad de informar, confirmando a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, apenas sólo detrás de naciones que viven conflictos bélicos como Afganistán o Siria, lo que hace más preocupante aún la situación mexicana al considerar que se trata de un estado en paz aparente o, por lo menos, sin una guerra declarada.

A los asesinatos de periodistas se debe de sumar la reciente incursión de desconocidos en el hogar de la escritora y activista Lydia Cacho, a quien la despojaron de documentos y material relacionado con las investigaciones que realizaba sobre casos de pederastia y de ataques contra los derechos humanos, agresión que también se ve como actos de represalia contra su ejercicio periodístico, así como el intento de inhibir su activismo y su trabajo informativo. Todos estos trágicos sucesos recientes son agresiones directas en contra de la libertad de expresión, que dejan en claro la necesidad que tienen algunos de callar las voces que señalan cuando algo no está bien o que apuntan el índice hacia quien ha actuado fuera de la ley o con corrupción.

A veces se hace la pregunta de por qué el énfasis en los asesinatos de periodistas cuando que desafortunadamente hay homicidios entre gente de todas las profesiones. Pero, a diferencia de otras actividades sociales y económicas, la labor informativa es una de las más visibles y necesarias para la sociedad, al grado que se puede decir que si no hay libertad de prensa, no hay democracia pues si no hay información a la ciudadanía, está se ve incapacitada de tomar decisiones acertadas. Una voz que se apaga, es un intento de ahogar la verdad en la oscuridad.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses