Hace unos 50 años, un muy joven , de melena y patillas, con un saco blanco de amplias solapas aseguraba que toda la buena literatura es universal sólo la mala literatura nacionalista, pero además señalaba que la noción misma de nacionalismo es aberrante para la literatura, y que es la negación de la literatura, pues, la buena literatura sólo puede ser universal y sin fronteras.

En una conversación sobre "La novela latinoamericana" que sostuvo con los mexicanos y , el venezolano Miguel Otero Silva y el español Ángel María de Lera, conducida por el locutor Álvaro Gálvez y Fuentes, teniendo como escenario el Polyforum Cultural Siqueiros y que fue recuperada en 1984 por Miguel Sabido, Mario Vargas Llosa fue el más joven de los invitados y el más contemporáneo y de postura más radical no sólo en las ideas sobre la escritura y la literatura contemporánea, sino sobre su posición política e ideológica.

"Yo quiero que las oligarquías latinoamericanas desaparezcan, que los grandes males económicos y sociales de nuestras sociedades sean de una vez superados, que se establezcan por fin en América Latina democracias auténticas, un socialismo verdaderamente creador que nos libere de nuestro atraso, de nuestra miseria, de nuestra incultura y quisiera que todos estos escritores tuvieran esta posición y la tradujeran en su conducta cívica ciudadana en hechos concreto"”, señaló en la conversación que este lunes ha sido puesta en línea en Zona Paz, el espacio abierto a la crítica y al estudio de la obra de Octavio Paz y de la cultura.

En la charla que dura poco más de una hora y 20 minutos, en la que hay una gran participación de Vargas Llosa, que contrasta con la poca participación de Revueltas, pero que se caracteriza sobre todo por el gran interés y admiración con la que todos escuchan y miran al joven escritor peruano, éste suma temas y los confronta, cuestiona la literatura latinoamericana anterior a ellos, al "Boom", que cataloga de "obras menores y frustradas".

Vargas Llosa dijo: “Puede haber una gran literatura construida por hombres que fueron profundamente ciegos ante los problemas de su tiempo, que fueron profundamente reaccionarios o que apostaron por lo peor de la sociedad y que sin embargo han construido una obra importante una obra que nos habla a los demás” y cita el caso de Balzac, que dijo escribió textos absolutamente abyectos, racistas contra los judíos, un hombre con una posición política execrable, pero al mismo tiempo es una de las grandes figuras de la literatura.

“Un nombre en cuanto a escritor sólo va a servir a sus semejantes en cuánto es un buen escritor y la única manera de ser un buen escritor es obedeciendo a sus obsesiones vayan estas a favor de la corriente moral o política o ideológica de su tiempo o vayan en contra”, afirmó Vargas Llosa.

Por su parte Agustín Yáñez señaló que lo nacional debe taladrar hasta lo universal pues de otra manera “quedará una novela superficial, folklórica, de pandereta. El gran suceso de la literatura latinoamericana, yo diría hispanoamericana en los últimos 10 o 15 años ha sido porque se dejan todos los oropeles superficiales del costumbrismo, del nacionalismo, y en México del charrismo, para ahondar en personajes y situaciones en busca de lo universal”.

Dijo que no es en los personajes, ni en el tiempo ni es el espacio donde la novela se desarrolla, pues lo que le da importancia como obra de arte es la forma en que ese proceso de la realidad recreada va adquiriendo no solo la forma final, sino la forma de concebir el tema de la novela, de desarrollar los estímulos.

El venezolano Silva Otero afirmó que aunque él escribía de los problemas de su tiempo y de su país “no sería tan sectario de decir que todo escritor tiene la obligación de hacer una literatura de ese tipo. Si a un escritor que no le nace hacer una literatura de compromiso y se obliga a hacer una literatura de compromiso para estar ciudadanamente satisfecho es posible que le haga salga una literatura falsa”.

En las poquísimas intervenciones de José Revueltas, quien parecía estar como fuera de sitio, el escritor dijo que el nacionalismo le parecía un tema muy interesante

“habría que englobarlo en términos sociológicos; ha sido una etapa de desarrollo literario de nuestra América. Fuimos un continente con una cultura hermética a causa de que la contrarreforma se proyectó en las colonias españolas” y dijo que había al menos tres etapas en la novela latinoamericana: el indigenismo, el antiimperialismo y la universalidad.

El programa “La novela latinoamericana” se puede ver desde hoy de manera libre y gratuita en el canal oficial en .

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