La emergencia sanitaria por ha permeado en todos los sectores, y uno de los más afectados es el turismo cultural, que actualmente se enfrenta a pérdidas millonarias, pues ante la pandemia se tuvieron que cerrar zonas arqueológicas, museos, restaurantes típicos, así como cancelar fiestas en algunos de los 121 pueblos mágicos del país.

En México, la actividad turística aportó en 2018 el 8.7% al Producto Interno Bruto (PIB) y generó 2.3 millones de puestos de trabajo, lo que representó 6% del total nacional, de acuerdo con los resultados de la “Cuenta Satélite del Turismo de México 2018”.

De ese 8.7% del PIB que aportó el turismo, los catalogados como “servicios culturales” aportaron 1%. Sin embargo, este año el turismo cultural se ha visto afectado como nunca antes por la emergencia sanitaria.

Actualmente todas las zonas arqueológicas están cerradas, una uy importante es Chichén Itzá, donde desde el pasado 20 de marzo no hay acceso al público.

Por lo general, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han dejado de ingresar en estas fechas un promedio de 50 mil personas que además pagarían por su acceso, por lo que son recursos que no se captaron en porcentajes para las arcas del mismo gobierno federal y tampoco del Patronato Cultur del gobierno del estado, que administra el parador turístico del sitio.

El encargado del centro regional INAH, Eduardo López Calzada, comentó que nadie tiene acceso al lugar y que solamente trabaja escaso personal que está dando el mantenimiento de siempre a la zona y haciendo algunas reparaciones en los edificios administrativos del lugar. Desde luego, cuidando que esas personas tengan garantías de seguridad y prevención ante la pandemia, como son cubrebocas, y cuidando la sana distancia entre ellos.

Turismo cultural, con pérdidas millonarias
Turismo cultural, con pérdidas millonarias

Chichén Itzá es la zona maya que más visitantes recibe. Durante 2019 llegaron 453 mil 629 turistas, confirmó el director del Patronato Cultur, que administra el parador, Mauricio Díaz Montalvo.

Debido a la contingencia sanitaria, no sólo Chichén Itzá permanece cerrada, sino también otros 10 sitios arqueológicos importantes de Yucatán, como Dzibichaltún, Uxmal, Oxkintoc y Mayapán, entre otros.

No hay fecha probable de apertura porque la pandemia del coronavirus apenas inicia en nuestro país en la llamada “curva de contagio”. Según López Calzada, ignoran en qué mes o fecha probable podrían reanudarse las actividades normalmente en las zonas mayas.

Obviamente, el impacto económico será fuerte, ya que Chichén Itzá suele ser la zona maya por excelencia más visitada y, por tanto, la que representaba mayores ingresos económicos para el INAH —gobierno federal— y el Patronato Cultur —gobierno de Yucatán—.

Otro impacto para la zona oriente del estado, Valladolid, Pisté y Temozón, áreas cercanas a la zona maya, es la caída del turismo nacional y extranjero, que también representa nula captación de recursos para por lo menos 600 vendedores y artesanos que laboraban en la misma zona arqueológica.

Retorno al origen

De acuerdo con la Secretaría de Turismo, en México hay 121 pueblos mágicos, uno de ellos es Tepoztlán, Morelos, donde está el exconvento de Nuestra Señora de la Natividad, que forma parte de la Ruta de los Conventos, complejo arquitectónico declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO.

Turismo cultural, con pérdidas millonarias
Turismo cultural, con pérdidas millonarias

Hubo un momento en que el pueblo se abrió al turismo nacional y extranjero y ahí comenzó su transformación. Cambió la actividad económica, porque gran parte dejó la agricultura y pasó a lo turístico.

Samuel Noriega Aguilar, secretario del Ayuntamiento, dijo que la afluencia turística aproximada de cada fin de semana es de entre 5 mil y 8 mil visitantes, con un gasto promedio individual de entre 250 y 500 pesos.

Así se explica, comentó Columba Rodríguez, líder de los comerciantes del mercado municipal, el desplome de la economía y la amenaza de quiebra de varios negocios, porque tan sólo en el mercado participan unos 163 comerciantes, pero con la contingencia sanitaria sólo acuden a trabajar entre 20 y 30 para vender verduras y alimentos.

Tepoztlán es actualmente un pueblo con restaurantes cerrados, museos, sitios de senderismo o zonas para cuatrimotos; no hay ninguna diversión, todo es silencio, y desde hace 15 días sus empedradas calles lucen vacías, únicamente caminadas por sus habitantes.

Los mayordomos y ayudantes municipales convocaron al pueblo a sellar los accesos a Tepoztlán para impedir el paso del nuevo coronavirus con los paseantes, incluso de aquellos que tienen casas en Tepoztlán pero que viajan constantemente a la Ciudad de México.

En el principal filtro las guardias atajaron la entrada de autos foráneos con la advertencia de que no había lugar para el turismo y tampoco para los visitantes de las familias tepoztecas. “No son vacaciones, regresen a sus casas”, les dijeron e impidieron su paso.

La organización del pueblo es similar, dijo el secretario municipal, a lo que sucedió en la década de los 90, cuando un sector de la población llamó al rechazo de un proyecto para construir un club de golf en campos del corredor biológico Ajusco-Chichinautzin y el Parque Nacional El Tepozteco. Sólo que en aquella ocasión, recuerda Samuel Noriega, se permitió el ingreso parcial del turismo y eso ayudó a fortalecer la economía del pueblo.

En Tepoztlán se puede encontrar desde un collar de piedras hasta un masaje relajador, un baño de temazcal, un buen aguardiente y una excelente gastronomía. Tiene también su excovento, su museo y en la cima de la montaña se yergue la pirámide del Tepozteco.

El Tepoztlán anterior a la llegada del nuevo coronavirus, agregó Samuel Noriega, había sido transformado por la actividad turística y eso modificó la vida cotidiana de los tepoztecos. “Digamos que es un poquito volver a vivir una época que se había quedado atrás”.

“Nuestra salvación será otra vez el Tepozteco, porque cuando abran la pirámide la gente volverá a Tepoztlán”, asegura Columba Rodríguez, representante de los comerciantes.

En el mercado las ventas se desplomaron casi 90%; la verdura que no se vende se tira al tercer día, y muchos comerciantes obtienen ingresos para comer para ese día.

“Lo que hemos ahorrado y guardado es de lo que estamos comiendo. Hasta ahora no tenemos apoyo de las autoridades, al contrario nos afecta mucho el cierre de los pasos a Tepoztlán y no hay turismo”.

El viacrucis económico

Como cada año en Semana Santa, Iztapalapa prepara su representación, pero este 2020 fue diferente porque entre autoridades y organizadores acordaron que el viacrucis se llevaría a cabo pero sin fieles.

En 2019, a la Semana Santa de Iztapalapa asistieron más de 2 millones de fieles y representó una derrama económica de 318 millones de pesos. “Este año alrededor de los mismos 300 millones fue el impacto, ya que se suspendieron las asistencias para evitar contagios en las romerías, ferias, restaurantes y demás locales de alimentos”, informó Comunicación Social de la alcaldía encabezada por Clara Brugada.

Se buscó información con las secretarías de Cultura y Turismo para conocer las acciones que emprenderán para mitigar el impacto en el turismo cultural y si darán apoyos económicos a personas dedicadas a estas actividades. Sin embargo, la Secretaría de Cultura indicó que es un tema que le compete por completo a la de Turismo y esta última no respondió hasta el cierre de esta edición.

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