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Los primeros desafíos que enfrenta la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México son la mala situación de los archivos en el país, la imposibilidad de migrar muchos ya digitalizados hacia una plataforma única —son obsoletos o carecen de licencia— y tramitar derechos de autor, porque a la hora de integrar en un sitio web millones de documentos, se debe contar con las autorizaciones de uso.

Eduardo Villegas encabeza la Coordinación, la cual trabaja con un Consejo Asesor Honorario que preside Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Villegas, quien aclara que la Coordinación todavía no tiene un programa definido, sino líneas generales, hace 16 años trabajó con el entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México; durante un año y medio fue su becario directo. Dice que después de la campaña presidencial fue invitado por Gutiérrez Müller y finalmente fue seleccionado para la Coordinación por López Obrador entre una terna.

Precisa que serán dos las tareas de la Coordinación: la gestión para ubicar archivos en necesidad, y dar atención para que sus dueños (instituciones, gobiernos estatales o municipales, y privados) generen proyectos de recuperación, restauración y digitalización, y una vez que esto se eche a andar, la creación de una plataforma en línea con todos los archivos.

La Coordinación no reunirá archivos físicamente, no los restaurará ni los digitalizará; gestionará su restauración y digitalización: “En la Coordinación no vamos a tener el presupuesto para salvar archivos en desgracia —dice Villegas—. Lo que sí podemos hacer es ayudarles a generar los proyectos y, a través del Consejo Asesor Honorario, hacer que esos proyectos lleguen a la gente que puede apoyar, pero sin que pasen los recursos por nosotros”.

La Coordinación hará las veces de vinculación. El equipo será de aproximadamente 30 personas, y estará en Palacio Nacional (hasta la semana pasada aún no se trasladaban porque no se contaba con el mobiliario).

La idea es que los servidores de la plataforma alberguen los contenidos, el sitio no será una suma de links. Sin duda, reconoce, se necesitarán servidores de características especiales. Una ventaja, afirma, es que la Presidencia pasada adquirió servidores de gama alta y que con ellos es posible hacerlo. Tener una plataforma de estas características les dará control de a qué se accede, y permitirá no sólo mostrar, sino preservar.

Será el Consejo Asesor Honorario el que esté recibiendo proyectos que requieren ayuda, pero también canalizando apoyos. Al Consejo lo integran, además de Beatriz Gutiérrez, el historiador Miguel León-Portilla, la investigadora Cristina Barros, el músico Horacio Franco, la escritora Elena Poniatowska, el artista Carlos Pellicer López, el actor Arturo Beristáin, la poeta Minerva Margarita Villarreal, la historiadora María Isabel Grañén Porrúa y la representación de la UNESCO en México.

“El Consejo Asesor tiene dos funciones: dictar las líneas gruesas de por dónde conviene avanzar, y permitir ser el vínculo entre archivos en necesidad y empresarios y organismos de la sociedad civil. Para no generar suspicacias sobre los recursos, el Consejo Asesor no va a manejar ni dinero público ni dinero privado. Se están acercando personas, organizaciones para ofrecer en qué ayudar. Nosotros, a través de la Coordinación, vamos identificando los archivos en las peores condiciones, que merecen una atención inmediata, urgente, y los apoyamos para darles los instrumentos para que generen un proyecto”.

Y da un ejemplo: si a la Fototeca le falta un escáner, no se lo comprará la Coordinación, pero sí le puede ayudar a hacer un proyecto para que el Consejo Asesor lo ofrezca a gente interesada en apoyar.

Una de las preguntas que se le plantea al coordinador es si el apoyo a proyectos a través de la Coordinación será deducible de impuestos, y responde: “El Presidente pidió explícitamente que no se les deduzcan impuestos. Estamos trabajando en estrategias de recompensa, como un reconocimiento oficial, presidencial”.

Los desafíos. Uno de los cuestionamientos que se han hecho a la nueva Coordinación es si duplica tareas de otros archivos, como el mismo Archivo General de la Nación (AGN) o el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia). Al respecto, Villegas dice: “Lo que vamos a hacer es articular los esfuerzos de todas las dependencias, sin suplirlas en lo que hacen. No vamos a invadir atribuciones del AGN, pero si se identifica que, por ejemplo, Nayarit tiene un archivo en malas condiciones o que la Ciudad de México no tiene un archivo general —hay en todos los estados un archivo general menos en la Ciudad de México, aunque sí uno histórico—, entonces eso se tiene que señalar a los legisladores, a la titular del gobierno. Es el trabajo que voy a estar haciendo con mi equipo, un poco el lobby para que, en términos de archivos, mejoren las condiciones”.

Cuando Villegas habla de los desafíos, plantea que hay un universo de archivos, difícil de calcular pues tan sólo de las dependencias son 304, pero muchas tienen varios archivos, a su vez, y luego están los estatales y los municipales.

—¿Cuál es la situación de los archivos en el país?

—Es muy mala en términos generales. Tanto los públicos como la mayoría de los privados. La norma es que están en descuido absoluto; si trabajabas en política el modo en que castigabas a alguien era enviándolo a los archivos. Es un trabajo repetitivo, ingrato, invisible. Y si le sumas el nivel salarial que, en general, está castigado, es bastante desolador el panorama. Hay un ejemplo, la Mapoteca Orozco y Berra, de la Sagarpa, que es extraordinaria, la persona que está ahí sabe lo que está haciendo, sin embargo, en términos salariales, es una vergüenza lo que gana. O en Bellas Artes, una persona está encargada de toda la gestión documental, incluyendo lo histórico, y ni siquiera tiene una plaza en la estructura. Y si te sales de la Ciudad de México es peor. He llegado a saber de casos donde, a propósito, dejaban que las cajas se llenaran de humedad o que se inundaran, pedían Protección Civil para un levantamiento: “Híjole, es pérdida total. Vamos a tener que tirar”.

Entre los retos que el filósofo cita está también el tema de los soportes en que se encuentran muchos de los materiales digitalizados. “El mayor reto es la migración de los acervos digitales hacia la plataforma; sí, están digitalizados, pero o son obsoletos, o es un sistema privado y dejaron de pagar la licencia, o se está pagando pero si quieres hacer una migración tiene otro costo. Generar lo nuevo es mucho más fácil porque establecemos criterios, es transparente. En la mitad de los archivos que están digitalizados, que conozco, vamos a tener retos para la migración”.

Otro problema son los derechos de autor; esto es más fuerte frente a archivos de los siglos XX y XXI, y en particular en todo lo que es cine, audio y fotografía; el archivo de la Cineteca, por ejemplo, aunque ya está digitalizado, implica derechos de autor muy distintos y detallados, y cada uno se debe tramitar.

Las conmemoraciones. Entre los trabajos que realizará la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México está el de generar un programa de líneas prioritarias de conmemoraciones.

“Para el próximo año no hay duda, tiene que ser Zapata; en el 20 será Carranza y en el 21 van a ser grandes festividades: la caída de México Tenochtitlán, la consumación de la Independencia y la creación del primer imperio mexicano”, asegura el maestro Eduardo Villegas.

Ese es un trabajo que se realizará con el INEHRM (Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México). En torno de los 500 años de la llegada de los españoles, Villegas opina: “Hay que replantear las narrativas. Es un tema complicado, a pesar de la distancia temporal todavía sigue generando cierto resquemor. Uno de los puntos de construcción de memoria es buscar modificar la narrativa de tal forma que no sea en un sentido de victimización ni de exaltación de un indigenismo, sino en el sentido de una reconciliación. Es reconciliarnos con nuestra herencia cultural que viene de muchos lados, y descentralizar. Es intentar pensarlo de otra manera, no negarnos en lo que hemos sido, sino pensarnos de otra manera para proyectarnos hacia un futuro distinto”.

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