El 58.71% de ya pertenece a Merkcent Consulting and Funding, S.A. de C.V., el contrato de compra-venta entre el accionista mayoritario y director de la editorial desde 1990, Jaime Labastida, y el grupo empresarial dedicado a la capacitación de personal y a la gestión empresarial, jurídica y financiera fue firmado desde hace varios días. La asamblea de accionistas que se realizará el 19 de marzo sólo será para ratificar en su cargo a Labastida, al menos por un año más, y prometer que mantendrán vivo el espíritu de la editorial.

“Siglo XXI Editores ya fue vendido pero sin duda sigue vivo; los nuevos inversionistas inyectarán recursos para que se desarrolle no solamente Siglo XXI México sino también Argentina y España, van a ratificar al actual Consejo de Administración, me van a ratificar como director general, quieren que continúe al menos un año, y se mantiene, por decisión propia, la trayectoria editorial de Siglo XXI, no hay cambio en ese sentido”, asegura Labastida.

Luego de que un grupo de 30 accionistas lo acusaron de traición, apropiación de acciones del fundador Arnaldo Orfila, y de llevar a cabo una “acción infame” al vender sus acciones de la editorial en 7 millones de dólares a una empresa sin “experiencia editorial”, el poeta y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua responde y niega haber cometido un acto ilegal y que toda “la documentación está en los archivos correspondientes”, pero no aceptó proporcionar copias de ellos; “las mismas acciones no obran en mi poder. El contrato de compraventa es privado y contiene cláusulas de confidencialidad”.

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¿Por qué la acusación de traición, de apropiación de acciones que eran de los Orfila?

A lo largo de 30 años de dirigir Siglo XXI, aparte de las acciones que tuve originalmente, había personas que llegaban a venderme, y a lo largo de 30 años fui comprándolas con mis propios recursos. Orfila tenía 21 mil 414 acciones y su esposa 2 mil 984, la suma da 24 mil 398 acciones sobre un total de 2 millones de acciones representaba el 1.2%, poquísimas. Hay una carta manuscrita de Orfila y Laurette donde ceden esas acciones a cinco personas, pero no está protocolizada ante notario, por lo tanto no tiene validez legal, pero independientemente de eso, un 20% se las dejan a Guadalupe Ortiz, ella se apoderó del otro 80%, no yo; yo le compré a Guadalupe Ortiz de buena fe la totalidad de las acciones de que disponía, que incluían el 1.2% de Orfila; pregúntenle a ella cómo se apoderó del otro 80% de ese 1.2, no a mí, yo no tengo nada que ver.

¿Traicionó el proyecto cultural?

Siglo XXI no valía nada en el momento que yo la tomé, estaba en quiebra y hoy Siglo XXI no ha corrido a un solo trabajador, no le ha reducido el salario a ninguno, no ha solicitado un crédito, repartió íntegramente las utilidades correspondiente a 2019, y a pesar de todos los pesares terminamos el 2020 con un pequeñísimo margen de ganancia; quiero con esto subrayar que Siglo XXI es una empresa sana. Se me acusa de haberla mercantilizado, pues es una empresa sujeta a las normas que establece la Ley General de Sociedades Mercantiles, es una empresa privada, ¿de qué me acusan?

"Va a entrar en una nueva etapa Siglo XXI, con nuevas ideas. Yo ya estoy viejo, seguro ellos van a incorporar ideas más novedosas y nuevas tecnologías” 

De falta de transparencia

Como empresa de sociedad anónima y capital variable los accionistas tienen derecho a participar y tienen que exhibir ahí el número de acciones que representan, y yo en cada asamblea de accionistas exhibía el número de acciones que tenía, si ellos se alejaron y no asistieron la responsabilidad no es mía sino de ellos, porque son ignorantes, es una cosa que les corresponde a ellos no a mí.

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Que compró acciones por una bicoca

Si las acciones según la expresión de uno de los accionistas, Enrique Martín Moreno, no valían nada, si yo pagaba 8, 10 o 20 veces el valor nominal, pues no es una bicoca, las pagaba con el fruto de mis esfuerzos.

¿La venta se concretará el 19 de marzo?

No. Ya se vendió Siglo XXI, ya está concretado el proceso mediante un contrato privado de compra-venta que tiene cláusulas de confidencialidad que no puedo revelar; fue este año.

¿Por 7 millones de dólares?

No puedo revelar la suma, fue confidencial, pero es sensiblemente menor. Los empresarios hicieron “una diligencia necesaria”, investigaron la situación del Siglo XXI y advirtieron lo que todo el mundo puede advertir: es una empresa sana, sin deudas y por eso está bien valorada, tanto desde el punto de vista intelectual como desde el financiero. ¿Qué tiene eso de incorrecto?

¿Ilegal?

De ilegal no tiene nada, todo ha sido legal, soy el dueño de unas acciones que pongo a la venta y que me compran y que ya está realizado el proceso; la asamblea no tiene más objeto que ratificar al Consejo de Administración, presentar a los nuevos accionistas, ratificarme a mí, a la línea editorial, conservar la plantilla de trabajadores; pero no va a poner en duda la venta, eso ya se realizó.

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¿Qué les dice a los que lo acusan?

Que se informen bien, son inventos, son afirmaciones sin fundamento; ellos mismos lo dicen: “Nos hemos alejado, no estamos al tanto, ignoramos”; y ¿a partir de la ignorancia hacen todas estas afirmaciones?, hay que tener cuidado. Yo no estoy acusándolos a ellos de nada sino simplemente de estar mal informados y hacer afirmaciones sin fundamento.

¿Lo acusan de vender a una empresa sin experiencia editorial?

Se ha hecho la acusación de que son una empresa que no tiene interés en la cultura. Cuando un consorcio editorial absorbe otro más pequeño no siempre mantiene la línea de esa empresa sino que acaba con ella; ¿Qué pasó con la editorial Gredos, emblemática porque publicaba diccionarios de primer orden y una línea de clásicos griegos y latinos, dónde está hoy?, ¿y Joaquín Mortiz, dónde? absorbida por una empresa editorial. ¿Qué garantía da eso?

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