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En 2006, cuando el entonces gobierno de México decretó que ese año estaría dedicado a conmemorar el bicentenario de Benito Juárez, unos 400 lugares y sitios en diferentes rincones del país dejaron de llamarse como el Benemérito de las Américas; en Bustamante, Nuevo León, las autoridades panistas sustituyeron su busto por uno de San Miguel Arcángel, y en la capital del país hubo incluso una propuesta para cambiarle el nombre al Aeropuerto Internacional. Este fenómeno que responde a las múltiples versiones e interpretaciones que ahora suele darse a un hecho o personaje histórico, sumado al desdén que todavía existe en la enseñanza de la materia en las escuelas de nivel básico han provocado altos niveles de reprobación y un “desencanto” de los jóvenes por la Historia.

En los últimos años, comenta en entrevista la historiadora Patricia Galeana, los jóvenes han reprobado Historia más que Matemáticas, un fenómeno lamentable que nunca antes se había dado, “porque a los niños y jóvenes les encanta la Historia”. Para revertir esa tendencia, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) emprendió en 2014 la especialidad de Enseñanza en Historia, en la Universidad Abierta y a Distancia de la Secretaría de Educación Pública que este ciclo escolar recibió ya a su cuarta generación. Ahora, para reforzar esta iniciativa e incentivar a los maestros de primaria, secundaria y preparatoria, el instituto que dirige Patricia Galeana, prepara la maestría. “Hemos estado trabajando en el diseño de la maestría que empezará a partir del año entrante y vamos a incorporar diversas temáticas como Historia Diplomática, Historia Constitucional, y desde luego, Historia de México en general”, adelanta en entrevista la directora del INEHRM.

La historiadora sostiene que la idea de ampliar la especialidad a maestría también es una manera de incentivar a los docentes, ya que uno de los problemas que han identificado en la enseñanza de la disciplina proviene desde la preparación y orientación de los jóvenes que estudian Historia. Y esto se debe a dos factores, añade: a la proliferación de las corrientes de la microhistoria que se ha dado en las últimas décadas, y a que los jóvenes historiadores prefieren dedicarse más a la investigación que a la docencia. “Todos quieren ser investigadores, trabajar en un centro de investigación, porque se les ha dado más incentivos a los investigadores que a los maestros; entonces, cuando no les queda otra que dar clases en secundaria porque no pudieron acceder a una plaza de investigador, lo hacen con una formación deficiente, pues no tienen el manejo de todos los procesos históricos y se limitan a dar una serie de nombres y fechas y, por otro lado, no son buenos maestros porque no tienen conocimientos de pedagogía ni de historia, y se sienten frustrados porque consideran que la docencia es menos importante que la investigación”, plantea.

Con esta nueva maestría, dice, la idea es que los docentes puedan tener un grado superior a la licenciatura y ampliar sus conocimientos en la materia. La primera generación de este posgrado iniciará con el ciclo escolar del año siguiente y podrán participar todos los maestros de educación básica y media superior que hayan aprobado el examen de selección.

Con este ciclo escolar, el INEHRM recibió su cuarta generación de alumnos para la especialidad de Enseñanza en Historia que se ofrece en modalidad en línea, consta de 12 asignaturas y tiene una duración de tres semestres. En estos cuatro años, señala Patricia Galeana, se han recibido unos 200 alumnos en cada ciclo escolar, los cuales provienen de diferentes estados de la República y la mayoría son maestros de secundaria, primaria y preparatoria.

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