El principal tribunal de Turquía estudió este jueves un pedido de reconversión de la antigua basílica de Santa Sofía en mezquita, como pide el presidente Recep Tayyip Erdogan pese al riesgo de generar tensiones con varios países.

Esta obra arquitectónica fue construida en el siglo VI por los bizantinos que coronaron en ella a sus emperadores. Está incluida en la lista del patrimonio mundial de la Unesco y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul.

Fue convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, pero en 1935 el dirigente de la joven república turca Mustafá Kemal la transformó en museo para "ofrecerla a la humanidad".

El Consejo del Estado turco examinó este jueves durante una breve audiencia la petición de varias asociaciones que solicitan que vuelva a su condición de mezquita.

El Consejo de Estado dará a conocer su decisión en un plazo de 15 días, según la televisión estatal TRT.

El tema preocupa en el extranjero. Estados Unidos pidió el miércoles a Turquía que no toque al estatuto de Santa Sofía.

Pero Erdogan, un nostálgico del imperio otomano que intenta ganarse al electorado conservador en un contexto de crisis económica por la pandemia del nuevo coronavirus , es partidario de reconvertirla en mezquita.

El año pasado calificó de "error enorme" la transformación de Santa Sofía en un museo.

Desde la llegada de Erdogan al poder en 2003, Santa Sofía acogió numerosas actividades relacionadas con el islam, como sesiones de lectura del Corán u oraciones colectivas en el atrio del monumento.

Mahmut Karagöz, un zapatero de 55 años, sueña con poder rezar algún día bajo la cúpula de Santa Sofía.

"Es un legado de nuestros antepasados otomanos. Espero que se escuchen nuestras oraciones, esta nostalgia tiene que terminar", dijo a la AFP.

Según Anthony Skinner, de la consultoría Verisk Maplecroft, reconvertir Santa Sofía en una mezquita permitiría a Erdogan contentar a su base electoral, enfadar a Atenas, un país con el que mantiene relaciones tensas, y reconectarse con el pasado otomano.

"Erdogan no podía encontrar un símbolo tan fuerte como Santa Sofía para lograr todos estos objetivos a la vez", resume.

El año pasado, el Consejo de Estado ya autorizó reconvertir en mezquita la iglesia bizantina de la Cora (o Chora) en Estambul.

La decisión del Consejo de Estado "será probablemente política (...) el resultado de las deliberaciones en el gobierno", considera Asli Aydintasbas, investigadora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Para Aydintasbas, el gobierno debe sopesar los pros y los contras, sobre todo respecto a las relaciones con Grecia, Europa y el gobierno estadounidense de Donald Trump para quien "la religión es un tema importante".

La decisión de reconvertir en mezquita un lugar tan emblemático en la historia de la cristiandad como la antigua basílica bizantina podría suscitar tensiones.

"Exhortamos a las autoridades turcas a seguir conservando Santa Sofía como un museo, como ilustración de su compromiso con el respeto de las tradiciones culturales y la rica historia que han dado forma a la república Turca, y a garantizar que continúe abierta a todos", declaró el miércoles el jefe de la diplomacia estadounidense Mike Pompeo.

El destino de Santa Sofía preocupa a la vecina Grecia, que sigue de cerca el futuro del patrimonio bizantino en Turquía, donde muchos habitantes también se oponen al cambio.

"Millones de turistas la visitan cada año", recalca Sena Yildiz, una estudiante de economía. "Es un lugar importante para los musulmanes, pero también para los cristianos y para todos aquellos a los que les gusta la historia".

nrv

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