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Esta noche de viernes, la plancha debajo de la Estela de Luz se convirtió en la pista de baile de una fiesta con música ochentera. Artistas, voluntarios, amigos y familias se apropiaron del espacio público con divertidos pasos de baile y tiernos abrazos. El ambiente celebratorio, de entusiasmo y hasta cierto punto esperanzador haría difícil creer que minutos antes se presentó un performance en el que se protestó por los 10 feminicidios al día que se cometen en el país y la muerte del magistrade Jesús Ociel Baena, y se colocó a Gustavo Díaz Ordaz y a Andrés Manuel López Obrador en el mismo discurso.
Se trató del primer performance que presenta el colectivo feminista chileno LASTESIS en la Ciudad de México, organizado por el Centro de Cultura Digital. Ellas son las mismas autoras del performance que le dio la vuelta al mundo en 2019, “Un violador en tu camino”, donde a través de una pegajosa canción de protesta y una coreografía, difundieron la teoría feminista de Rita Segato. En esta ocasión presentaron “RESISTENCIA o la reivindicación de un derecho colectivo”, un performance que parte de ideas de Judith Butler, Paul B. Preciado y María Lugones sobre la apropiación del espacio público. Para este acto, las artistas y activistas Daffne Valdés Vargas y Sibila Sotomayor Van Rysseghem convocaron a mujeres y disidencias sexo-genéricas a un taller de cuatro días, donde dieron los toques locales a la estructura creada por las chilenas.
“RESISTENCIA” se dividió en cuatro actos. La primera parte consistió en una danza a un ritmo un tanto optimista estilo ochentero, pero con una letra real y cruda: “La calle es peligrosa, mi casa es peligrosa…”.
La segunda parte inició con un beat, similar a los que acompañan las pasarelas de moda; fue el ritmo apropiado para que los participantes comenzaran a caminar por la plaza, apropiándosela, con un paso lleno de seguridad y confianza, similar al que uno hace cuando trae audífonos puestos, inicia una gran canción y se pierde en la ciudad, olvidándose por un instante de los peligros que nos rodean. Fue en ese momento, que los micrófonos se abrieron y algunos de los andantes se acercaban a decir frases como “La catarsis en colectividad se vuelve inspiración” o “Descentralización de oportunidades para las artistas mexicanas”. Cada que se exclamaban estas frases de protesta, los participantes detenían su caminar para escuchar con atención y apoyar el posicionamiento, como si se tratara de una especie de asamblea. En un punto, LASTESIS tomaron los micrófonos y comenzaron a cantar, con tonada pegajosa, “Mírame, existo, resisto. Mírame escucha lo que decimos”.
La letra de la canción se proyectó en un muro de la plaza y fue progresando a ser más compleja, para así dar pie al tercer momento del performance. LASTESIS habían explicado en entrevista a este diario que en el performance se abordan los temas que inquietan a los habitantes de la ciudad donde se presentan. En este tercer acto se presentó una canción con frases, principalmente de políticos y autoridades, que fueron rechazadas por los participantes.
“De acuerdo con los análisis periciales, Dorian Daniel asesinó con navajas de afeitar a su pareja, le magistrade Jesús Ociel Baena y después se suicidó”, a lo que los participantes replicaron en coro “Crimen pasional, mentira nacional”.
En un punto del performance, los nombres de Gustavo Díaz Ordaz y Andrés Manuel López Obrador fueron colocados en el mismo nivel. Del primero se leyó su frase “Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados, pero todo tiene un límite”. Después se presentó la estadística de que se cometen 10 feminicidios al día en México, ahí fue donde entró la figura de AMLO, a través de su característica frase “Nosotros tenemos otros datos”, una que usa para desestimar todo tema que le parezca espinoso. Después de esa primera enunciación, la frase del presidente saliente se repitió múltiples veces, para mostrar cómo se han disminuido desde el gobierno hechos como que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa más del 24% del PIB nacional, el que se cometen siete infanticidios al día, que se han contabilizado más de 100 mil desapariciones forzadas y que desde 2018 se han agredido a 581 defensores de la tierra.
El último acto del performance consistió en un baile, donde se retomó la canción “Mírame, existo, resisto. Mírame escucha lo que decimos” y también se cantó “aquí estoy, expuesta, nosotras somos la resistencia”, para terminar, ya sin música e irrumpiendo un breve silencio, con la consigna “¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que camina la lucha feminista por América Latina. Y tiemblen, y tiemblen y tiemblen los machistas qué América Latina será toda feminista”.
“Si queremos difundir un mensaje tiene que tener una efectividad y para eso tiene que tener una síntesis muy clara. Entonces probablemente lo que más nos demoramos es en sintetizar las ideas. Podemos estar muchos meses en eso porque hay ideas que son complejas”, dijo Sibila en entrevista unos días antes del performance. Las artistas explicaron que para comunicar de forma efectiva algo tan académico y distante como lo puede ser una tesis feminista, recurren a una mezcla de la idea con algo estético, poético, pero también pop, pues no buscan que sólo sea un panfleto.
“Hay una dimensión que también es más poética, porque finalmente nosotras también somos artistas y siempre defendemos mucho ese lugar de reivindicar que somos artistas y hay decisiones que son estéticas, artísticas ahí. Entonces es un balance muy delicado entre las dos dimensiones, entre lo directo y lo indirecto y que quede ojalá, lo más claro posible. ¡Es mucho trabajo, chiques!”, agregó Sibila.
“Nosotras somos de la Comisión de agitación y propaganda, ese es nuestro lugar. Para eso el mensaje tiene que ser efectivo, pero también sencillo, pegajoso, transmisible, que cualquiera lo puede entender, para llegar ahí”, complementa Daffne.
El objetivo se cumplió la noche del viernes. El mensaje fue tan claro y fuerte, que participantes y público se conmovieron hasta las lágrimas. Pero el factor de accesibilidad y el toque pop del performance permaneció y en vez de dejar una sensación abrumadora y desesperanzada, invitó a protestar desde el afecto, la ternura y la celebración de apropiarse del espacio público al grado de convertirse en una pequeña fiesta de baile ochentera.
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