El director de orquesta, profesor y flautista Horacio Franco (Horacio Daniel Franco, Ciudad de México, 11 de octubre de 1963) recibió esta tarde la presea Miguel Bernal Jiménez del Festival de Música de Morelia , por sus aportes a esa disciplina artística y por su brillante trayectoria profesional dentro y fuera del país.

La presidenta del consejo directivo Verónica Bernal Vargas y Ricardo Gallardo, miembro del consejo artístico del festival, que se desarrolla del 10 al 25 de este mes, entregaron la presea durante la ceremonia que incluyó un concierto de Horacio Franco al lado del violonchelista israelí Asaf Kolerstein, en la Biblioteca Pública Universitaria.

“El cariño de mis amigos, alumnos, medios de comunicación y personas que en las calles me reconoce y se acerca para saludarme afectuosamente es una gran distinción para mí. Es, en realidad, un premio que la vida me da cada día. Pero si este festival y esta Ciudad Patrimonio Musical de la Humanidad, me otorga un reconocimiento, eso no tiene precio”, dijo emocionado.

Con alegría, agradecimiento y satisfacción, añadió que: “Esta presea no tiene comparación, porque Morelia es una ciudad grandiosa, por eso, pido a la población de esta ‘Venecia Mexicana’ que la sigan apoyando en su labor cultural; la música que se genera y promueve en esta capital es un patrimonio de todos los mexicanos”, subrayó.

Eso, aseguró, ayudará a crear una nueva sociedad, porque no podemos hacer honesta a la corrupción ni sana a la delincuencia, poniéndoles un disco de Bach pero, ciertamente, sí se puede sensibilizar a todas las personas del mundo, sin excepción, con el arte de la música. Y no quiso irse sin ofrecer agradecimientos y reconocer a quienes han hilvanado su vida.

En los últimos 13 años su marido y manager Arturo Plancarte lo ha acompañado, guiado y cobijado con amor, cariño y respeto. A él dedicó la presea, por el apoyo y comprensión que ha tenido para su persona y su carrera.

En 1975, en la secundaria escuchó tocar el piano a María Ortiz y supo que la música sería la razón del resto de su vida; ella le pidió una flauta para la clase, y descubrió que ese instrumento sería su inexorable destino.

Horacio Franco recordó que los Países Bajos, en los 80, lo forjaron como ser humano. “Es una sociedad abierta, liberal y avanzada”, dijo el artista mundialmente reconocido como gran flautista de música clásica, en gran medida porque ofrece alrededor de 150 conciertos cada año alrededor del mundo, además de participar en proyectos mexicanos.

Cabe señalar que Miguel Bernal Jiménez, quien presta su nombre al festival y a la presea, fue un compositor, organista, director de coro y orquesta, profesor y musicólogo católico nacido el 16 de febrero de 1910 en Morelia. En 1917 ingresó al Colegio de Infantes de la Catedral de Morelia y en 1920 en el Orfeón Pío X, llamado más tarde Escuela Superior de Música Sagrada.

Ahí obtuvo la Licencia Gregoriana en 1927 y al año siguiente se trasladó a Roma para estudiar en la Pontificia Scuola Superiore di Musica Sacra. Entre 1929 y 1933 obtuvo las maestrías en Composición Sacra, Canto Gregoriano y Órgano. A su regreso a Morelia en 1933 fue organista de la Catedral de Morelia y profesor en diversas escuelas de música.

Entre 1938 y 1945 dio a conocer el archivo del Colegio de Santa Rosa de Santa María de Valladolid (siglo XVIII), fundó y dirigió la sociedad Amigos de la Música, la revista sacro-musical Schola Cantorum, el Coro Niños Cantores de Morelia y el Conservatorio de las Rosas. De 1952 a 1956 dirigió la Facultad de Música de la Universidad de Loyola, en Nueva Orleans.

Su catálogo cuenta con 251 registros, entre música vocal e instrumental, sacra y profana. Máximo representante de la música sacra del siglo XX., encabezó el nacionalismo sacro, aunque compartió la estética del nacionalismo laico al escribir artículos y varios libros. Vivió en un ambiente de conflicto religioso, y por ser católico activo, no perteneció al nacionalismo oficial.

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