La confusa voz de Edison experimentando con la primera grabación de la historia, las incendiarias arengas revolucionarias de Lenin o las eruditas respuestas de Jorge Luis Borges a su entrevistador reviven, entre gramófonos y fonógrafos centenarios, en el Museo de la Palabra de Buenos Aires .

La colección nació en los años 60 de la afición por el pasado, y especialmente por el audio y las voces de sus protagonistas, del médico Cayetano Jorge Dinoia , que falleció en 2008, y cuyo legado siguió conservando su familia en la casa en la que vivió y en la que recibía a los visitantes, en un tranquilo barrio de las afueras de Buenos Aires .

En una entrevista con Efe, el actual director del Museo, Alexis Dinoia , cuenta que el centro fue fundado oficialmente en 1981, después de que la colección de su padre creciese a base de donaciones y de sus visitas a las radios, en las que recogía lo que desechaban.

Esta meticulosa rutina le resultó muy útil a la larga, cuando las emisoras acudían a él buscando archivos que creían perdidos y él se los facilitaba, y en agradecimiento le aportaban más documentos.

Las embajadas también tuvieron un papel fundamental, como la de Rusia, a la que Dinoia le entregó en 1987 un audio de los zares que se había extraviado en la Segunda Guerra Mundial , o la de España, a la que le dio un audio de Ramón Franco , iniciando así colaboraciones con ellas.

En paralelo, la difusión en los medios fue el empujón que le dio a conocer y facilitó que cada vez más personas contribuyesen con donaciones, el mismo motivo por el que su hijo cree que el Museo sigue funcionando hoy en día.

En los 90, Dinoia se jubiló y comenzó a dedicarse de lleno a su "hobby", que fue pasando a casete, y a mitad de la década, cuando ya recibía visitas con frecuencia, alcanzó las mil 400 cintas y 4 mil audios, además de aparatos antiguos y documentos.

Tras la muerte de su padre, Alexis Dinoia siguió al frente de su museo, una tarea a la que, dice, le ha tomado cariño y que tiene para él una parte emocional "muy grande".

La era digital supuso todo un reto para el Museo; "eso se encuentra en un momento en Youtube", contesta Dinoia al ser preguntado por algún audio, pero se muestra orgulloso de otros como la primera grabación del himno argentino, de 1907, o la primera transmisión radial en el país, de 1920.

En la actualidad, el Museo de la Palabra sigue acogiendo visitas de particulares y escuelas, aunque la mayor parte de quienes se interesan lo hacen por teléfono o correo electrónico para obtener algún archivo.

Entre ellos, un profesor de la Universidad de Texas que le pedía grabaciones para impartir su asignatura de Historia argentina, y otro docente español que, en una visita a Buenos Aires, se encontró con él en busca de la voz de Federico García Lorca y Fernando Fernán Gómez .

Poco después del fallecimiento de Dinoia padre, la municipalidad de San Isidro contactó con la familia para hacerse cargo del Museo, y acordaron que se trasladaría a un centro público y que sería dirigido por su hijo, que se dedica en exlusiva a ello.

El futuro Museo tendrá dos salas, una de audio y otra de objetos, como un fonógrafo (el primer invento de este tipo, que registraba el sonido en cilindros) de 1894 y un gramófono de madera de 1904, que, aún en funcionamiento, ahora adornan el salón que recibe a los visitantes.

Pero el emplazamiento del Museo en su próxima sede todavía tendrá que esperar a la digitalización de todos sus archivos, que comenzó en 2014, y por el momento solo se ha llevado a cabo con 700 de sus 4 mil grabaciones.

nrv

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