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Desde su vocación filosófica pero sustentada en su formación astrofísica, el español Juan Arnau hace un planteamiento vital en La fuga de Dios. Las ciencias y otras narraciones, dice que hemos abusado de la atomización del pensamiento y es tiempo de sumar el arte de la imaginación. En ese nuevo libro publicado por Atalanta, el investigador plantea la idea de recuperar los lazos entre la visión científica que priva en el mundo, y la espiritualidad, a través de tres voces armónicas: percepción, imaginación y valores.

“El título es irónico porque al escuchar la fuga de Dios, el primer significado que uno le da es que Dios se ha ido, se ha fugado y ya no quiere saber nada de nosotros, y esa idea me gusta, es como la fuga de Logan, aunque en realidad el título hace referencia a la fuga musical. El universo tiene tres voces armonizadas: un mundo inmaterial de significados, un mundo de la imaginación donde los cuerpos se espiritualizan y los espíritus se materializan; y un mundo sensible y material”, señala Arnau.

El filósofo asegura que su libro es una defensa de las humanidades en un mundo dominado más que por la ciencia, por los tecnócratas; pero también, afirma, la publicación es una defensa de la imaginación porque no tiene duda de que la imaginación es el gran patrimonio de las humanidades.

“Vivimos en un mundo donde privan ciertas pasiones negativas como la codicia, el odio y la estupidez, que son las tres grandes pasiones negativas que nombra el budismo. Yo me he formado como investigador en el budismo, estas tres pasiones están detrás de toda esa tecnocracia que nos domina. ¿Por qué se ha producido esto? El libro trata de contar esa historia”, señala el también autor de Manual de filosofía portátil y La invención de la libertad, dos ensayos reveladores.

Sin embargo, aunque pareciera que este es un libro contra la ciencia, no es así, más bien es un libro contra los tecnócratas. “El libro cree en la ciencia mayúscula, santa, católica y apostólica que no existe. Lo que existen son diferentes ciencias y luego dentro de las diferentes ciencias existen diferentes tradiciones de pensamiento; por ejemplo, no hay ningún físico en el mundo que conozca todas las tradiciones de pensamiento de física, no existe. No hay nadie que pueda dominar la visión que tiene la física del universo”.

Para Juan Arnau es vital buscar los puntos de contacto que hay entre el pensamiento científico y las tradiciones con la idea de tener una ciencia más libre y creativa, lejos de la tecnocracia. El filósofo asegura que la abstracción que domina hoy el mundo está en dos ámbitos fundamentales: uno, el financiero, con los algoritmos que controlan los ordenadores y las transacciones financieras; y el otro es la máquina de guerra. Explica: “es decir, la ciencia salva muchas vidas pero también se cobra muchas vidas; no es lo mismo matarse a garrotazos que matarse apretando un botón”.

Frente a esas ciencias abstractas, que Arnau llama ciencias ciegas, él propone el mundo de la imaginación, el mundo de las ideas, que está sometido por los tecnócratas. “Cada persona igual que cada ciencia es una espiral, una especie de cono a través del cual vemos el mundo y yo estoy convencido que esas espirales de conocimiento pueden llegar a coincidir porque el conocimiento se va construyendo”, concluye.

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