Quedarse en Argentina, aunque sea a través de sus libros. Eso es todo lo que pide el escritor español Alejandro Palomas después de que su éxito "Una madre" (Destino, 2014), haya llegado por primera vez a varios países de Suramérica, donde cree que el libro se recibirá aún "mejor" que en España.

"Cuesta mucho llegar hasta aquí. Yo quizá no pueda quedarme, pero 'Una madre' tiene que quedarse y yo quiero que sea más aquí que en España", dice Palomas en una entrevista con Efe en Buenos Aires, donde llegó este martes para participar en la Feria Internacional del Libro de la capital argentina como uno de los autores representantes de la ciudad invitada de la edición, Barcelona.

Es la segunda vez que Palomas, de padre español y madre chilena, se quiere quedar en Buenos Aires: en 1993, cuando vivía en Chile, el autor estuvo en la ciudad porteña con la premisa de visitar el cementerio de la Recoleta en su vertiente de aficionado al arte de los camposantos, y ya entonces quedó admirado por la movida cultural argentina y la cantidad de gente que leía en los autobuses.

"Este es mi sitio", se dijo entonces, 25 años antes de regresar a orillas del Río de la Plata con una excusa muy diferente a los cementerios .

"Hay cosas que uno siente y yo lo noto, yo he luchado por estar aquí desde que nació 'Una Madre' en España. Se va a quedar y yo me voy a quedar con ella", afirma Palomas con la ambición de quien lleva varios libros en la mochila por si resulta que al final sí gusta el inicio de la trilogía con la que ha vendido decenas de miles de ejemplares al otro lado del Atlántico.

Después de "Una madre" llegó "Un Perro" (Destino, 2016) y más tarde la consagración de "Un amor" (Destino, 2018), obra que le valió el Premio Nadal. Todo eso mientras arrancaba otra trilogía con "Un hijo" (Destino, 2016), Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 2016, y la continuase con "Un secreto" (Destino, 2018).

Con todo, a Palomas le ha costado llegar a Argentina hasta los últimos momentos, porque le agarró el paro general de Buenos Aires, su vuelo se canceló y tuvo que ideárselas para viajar a Montevideo primero y tomar un barco a la otra orilla del río después.

Al final, lo consiguió. Por tierra, mar y aire pero lo consiguió.

Participará en la Feria del Libro, aunque según él se mueve mejor en la "off feria" y por ello intentará sumergirse en un país del que destaca su compromiso con la cultura, a diferencia de otros lugares de Sudamérica en los que cuando hay crisis prescinden de la cultura.

Además de Argentina, el libro llegará a Chile, México, Colombia y Perú -en Brasil ya se publicó en 2014-.

Su conexión invisible con el país austral aumenta cuando dice que escribió el delirante personaje principal de "Una madre" pensado en que lo podría interpretar la actriz argentina Norma Aleandro.

La otra persona en la que se basó, como ya ha dicho más de una vez, es su madre, Angélica, chilena.

"Yo siempre concebí 'Una madre' pensando en Sudamérica", dice el autor, quien en esa novela y en las posteriores ahonda en la confianza entre familiares, la libertad y la superación de escenarios adversos.

Toda la estructura de sus obras es la de su propia familia: "tengo que trabajar sobre el material conocido, soy muy ceramista y escribo mucho con la cámara al hombro, mirando muy de cera, para eso necesito el modelo".

Uno de los temas que trata es el de cuánto cuesta decirse las cosas en familia y, tal y como hizo en la suya, aconseja aprender a darse abrazos.

"Nosotros nunca nos abrazábamos y me di cuenta escribiendo la novela. Un día senté a mis dos hermanas y a mi madre y les dije que no quería morir sin tener la libertad de que cada vez que nos veamos, abrazarnos. ¡Nos costó tanto, era horrible al principio", reconoce mientras se lleva las manos a las mejillas.

Un abrazo es precisamente lo que cree que les hace falta a "todos" los candidatos que se presentaron a las elecciones generales del pasado domingo en su país, porque de otra manera no se explica "una campaña tan agresiva, con tanto insulto, tan de hundir al otro".

Sostiene que el ejemplo a seguir es la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de la que dice que "se debería dedicar a repartir abrazos".

Durante la entrevista, Palomas se sorprende a sí mismo cuando se acuerda del escritor uruguayo Eduardo Galeano , de su obra "El libro de los abrazos" (1989) y de cuando lo fue a ver en una conferencia en San Francisco con 24 años y pensó que quería ser como él cuando fuera mayor: sencillo, capaz de reírse de sí mismo y sin filtros al hablar.

"Yo creo que lo estoy consiguiendo. Ese momento lo había olvidado por completo , entiendo que me marcó el abrazo", confiesa.

akc

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