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Zapopan. — Con talleres de  coreografía, diseño de vestuario y  con clases magistrales impartidas por  el bailarín francés Emmanuel Thibault  y el jalisciense Isaac Hernández  se llevó a cabo el tercer día de actividades de la plataforma de Despertares Impulsa. 

El programa que concluye el sábado con un espectáculo que reúne a los mejores bailarines del mundo,  comenzó  ayer con el taller de Creatividad Coreográfica Contemporánea, impartido por Cirio Collective, grupo creado por Jeffrey y Lia Cirio. 

Continuó el turno de la clase  de   Thibault,    de la Ópera  de París, donde más de una decena de bailarines, en su mayoría del Ballet de Jalisco, tomaron el escenario de la Sala Plácido  Domingo del Conjunto Santander, durante 90 minutos, para seguir las combinaciones dictadas. Al piano  estuvo Elena Nikolenko. 

La tercera actividad estuvo a cargo del autor del proyecto.    La clase magistral  del primer bailarín del Ballet Nacional de Inglaterra buscó compartir con  68 aspirantes  los conocimientos que a Hernández le parecieron fundamentales durante  sus años de formación. 

“De manera orgánica, cada ejercicio está establecido para que  gradualmente  te brinde la fuerza y el control que el cuerpo necesita, y así  los músculos se desarrollen y ejecuten los movimientos como son. No hay algo en la estructura de  la clase de ballet que no tenga sentido”, expresó  el   mexicano  en su clase, la cual duró hora y media.

Hernández insistió, de manera continua, en el uso de la música para la ejecución de cada movimiento, ya que un bailarín se concibe no sólo por su técnica, sino por lo que transmite y por la capacidad de proyectar alguna historia, emoción o rol, y la música es la guía para dar el matiz que requiere cada ejecución. 

“La percepción del ritmo y velocidad de cada ejercicio desarrolla los músculos, que posteriormente, se van a utilizar en los pasos con mayor requerimiento técnico, como grandes saltos o en los giros”.

Antes de concluir la primera sección de ejercicios establecidos con el apoyo de una barra, llegó el momento de una de las ejecuciones más pesadas para los bailarines: el fondu, constante y coordinada flexión y extensión de piernas, teniendo como base sólo el metatarso cuando las extremidades inferiores están erguidas. Hernández se saltó esta práctica muchas veces en su formación profesional hasta que comprendió la función de éste: 

“Muchas veces me brincaba este ejercicio, hasta que un maestro ruso me dijo que está combinación  era el principio  para después hacer los giros”. 

La clase terminó con una reflexión sobre la danza. El bailarín les dijo a los jóvenes que la generación actual tiene una gran responsabilidad de llevar el ballet a otro nivel, porque la danza es un trabajo de toda la vida, "pero la ventaja es que ya empezaron ese camino”.

“Hay que ser conscientes del cuerpo y hay que conocer los límites. Pero ese es el consejo porque las cosas no simplemente pasan, no es una responsabilidad de alguien más. Es un privilegio decir que somos artistas, podemos expresar y  tocar algo en el público. Conózcanse a ustedes mismos y que cada interacción que tienen con las personas sea genuina y honesta, porque todo eso se refleja en el escenario. No puedes llegar ahí y ‘hacerle al cuento’, te expone muchísimo. Tómenlo con seriedad y no sólo en el ballet, porque de pronto se puede convertir en una burbuja y nosotros tenemos que ser parte de esa realidad, sino sería una profesión egoísta”, concluyó Hernández.

La jornada seguirá hoy y mañana con más talleres artísticos, firmas de autógrafos  y conferencias con la participación de los hermanos Hernández, Lil Buck, Francesca Hayward y  la bailarina Tamara Rojo.

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