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John Maxwell Coetzee, el escritor sudafricano que en 2003 recibió el Premio Nobel de Literatura, se manifestó contra la hegemonía del idioma inglés y reiteró su satisfacción porque sus más recientes libros: Siete cuentos morales y La muerte de Jesús, se publicaron primero en español; pero ante todo hizo énfasis en su llamado a dejar de ver a los refugiados como un problema y empezar a vivir con los flujos de migrantes que llegan a los países buscando asilo.

En el diálogo que sostuvo con la académica e investigadora Raquel Serur en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM, cuyas preguntas y respuestas ya estaban escritas y cada uno iba leyendo su parte, Coetzee planteó la situación que vive Australia y cómo ha respondido al problema mundial de los refugiados y qué significa el asilo en el mundo moderno.

“Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema”: Coetzee
“Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema”: Coetzee

“¿Qué hay que hacer? Un inicio puede ser dejar de pensar en los refugiados como un problema y empezar a pensar en el flujo de personas como un hecho de vida. Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema; en principio deberíamos de empezar a vivir con el flujo de refugiados”, aseveró el narrador.

J. M. Coetzee, autor de Desgracia y Buscando a los bárbaros llegó a México el domingo, a invitación de Raquel Serur; lo hizo 16 años después de que la investigadora le escribiera un correo invitándolo a la UNAM. Corría 2003 cuando Raquel le propuso viajar a México, movió cielo y tierra pero no lo logró, aun cuando a todas las altas autoridades universitarias les aseguraba que ese año Coetzee ganaría el Nobel.

Tuvo razón Raquel Serur, Coetzee ganó el Premio Nobel de Literatura ese año, pero la visita no se concretó. Debieron pasar 16 años para que el narrador y ensayista que ha sorteado la censura y ha creado una literatura que profundiza en la condición humana contemporánea pudiera pisar la UNAM.

“Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema”: Coetzee
“Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema”: Coetzee

A prueba de idiomas


El J.M. Coetzee contemporáneo es un escritor internacional que en cada libro pone a prueba el idioma. Si de joven le interesaba que sus obras se publicaran en inglés, hoy busca publicarlos en español o en irlandés antes que en el idioma hegemónico.

“No me gusta la manera en que el inglés está manejando el mundo y cómo empuja hacia abajo los idioma pequeños. No me gustan las políticas del idioma inglés. No me gusta la arrogancia que esta situación crea en sus hablantes. Publicar mis libros en otros idiomas antes que en inglés es mi forma de resistencia. Hago lo que puedo para resistir esa hegemonía del idioma inglés”, señaló el Premio Nobel de Literatura durante su visita a la UNAM, lo que motivó un fuerte aplauso.

En el diálogo que duró alrededor de una hora, Coetzee aseguró que a pesar de que en su juventud anhelaba ser publicado en inglés, hoy es un escritor que no se ubica en un idioma ni país especifico.

“No me importa que un libro no aparezca en el idioma inglés, porque mis libros no están enraizados en el idioma inglés”, incluso los pone a prueba y busca que se publiquen en irlandés antes que inglés; por ejemplo, en Argentina, hace unos años encontró el interés de la editorial El hilo de Ariadna y eso le abrió nuevas posibilidades.

Coetzee contó de su paso por el cine, por su participación en guiones, por la adaptación de su novela Esperando a los bárbaros —que se presentará en el Festival de Cine de Morelia este fin de semana—, habló de sus primeras lecturas cuando niño, de su iniciación por la Enciclopedia Británica para niños que, dijo, lo influenció ideológicamente.

Pero también habló de religión a partir de la escritura de su trilogía de Jesús. Dijo: “Aunque fui educado en una escuela católica, no pertenezco a una familia religiosa. No es que mis padres fuesen ateos, pero ellos no encontraban relevante la religión en nuestras vidas, por lo que creo que no encontré la religión como algo relevante en mi vida, aunque siempre estaba conmovido por la muerte y en cómo se sacrificó Jesús”, señaló el narrador.

Aceptó que sin ser un creyente en la palabra de la Iglesia “he sido influido por el pensamiento cristiano, me ha interesado mucho lo que Jesús tiene que decirnos, entonces a ese Jesús lo absorbemos porque pertenecemos a la cultura cristiana”.

El reconocido escritor, que tras el diálogo dedicó 30 minutos a firmar libros de sus lectores, puntualizó: “Siempre he creído que un libro debe hablar por sí mismo y que, su autor, una vez que lo haya lanzado al mundo, debe salir del escenario y callarse, pero obviamente los libros no tienen una base histórica; ni siquiera la religión se convirtió en algo importante en mi vida. No obstante, siempre he estado intrigado por la vida a y muerte por la que se sacrificó Jesús”.

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