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Michaela DePrince, la destacada bailarina que alcanzó renombre por su trascendente trayectoria en el ballet clásico, falleció lamentablemente ayer 13 de septiembre a los 29 años. La noticia fue anunciada a través de un comunicado en el perfil personal de la artista, originaria de Sierra Leona, que recordaba con sentidas palabras la inspiración que DePrince representó para muchas personas.
“Su vida fue definida por la gracia, el propósito y la fuerza. Su inquebrantable compromiso con su arte, sus esfuerzos humanitarios y su coraje para superar desafíos inimaginables nos inspirarán para siempre”, se lee en el comunicado junto a un retrato en blanco y negro en el que sonríe frente a la cámara.
Hasta el momento, la causa de su fallecimiento no ha sido revelada.
Su complicada niñez
Michaela nació en África Occidental en 1995. A la edad de 3 años, comenzó a enfrentar serios obstáculos tras la muerte de sus padres durante la guerra civil. Mientras crecía, también tuvo que lidiar con el vitíligo, una condición que provoca la pérdida de pigmentación en ciertas áreas de la piel, pues el orfanato donde vivía, este problema era visto como una señal de maldad.
"Pensaban que yo era una hija del diablo. Me decían todos los días que no me iban a adoptar, porque nadie querría a una hija del diablo", recordó DePrince en una entrevista con la BBC en 2012.
Sin embargo, las creencias de quienes estaban a su cargo no definieron el futuro de la estrella.
Fue adoptada un año después por una pareja estadounidense y se mudó a Nueva Jersey. En sus primeros años en Estados Unidos, también mostró un gran amor por el arte. Su madre adoptiva, Elaine, la animó a seguir su pasión, inscribiéndola en clases de danza.
La danza en sus recuerdos
De acuerdo con declaraciones en diversos medios, tras ser testigo de la brutal muerte de su maestra durante la guerra en su país, DePrince encontró inspiración en una revista que mostraba a una mujer danzando.
"Había una mujer en ella, de puntillas, con un tutú rosa precioso. Nunca había visto nada parecido: un disfraz que sobresalía por su brillo, con tanta belleza. Podía ver la belleza en esa persona, la esperanza, el amor y todo lo que yo no tenía. Y pensé: '¡Guau! Esto es lo que quiero ser'".
También se sintió cautivada por “El Cascanueces”; Elaine le mostró el video y no pudo dejar de verlo.
¿Y la fama?
La fama llegó cuando DePrince se convirtió en la bailarina principal más joven del Dance Theatre of Harlem. Su arte cruzó fronteras y también la llevó a participar en proyectos comerciales, como el video musical "Lemonade" de Beyoncé. En 2021, se unió al prestigioso Boston Ballet como segunda solista y protagonizó el programa de televisión Dancing with the Stars a los 17 años.
DePrince fue una defensora activa de la inclusión de bailarines negros en el ballet y alzó su voz por los niños afectados por la violencia. Su carrera progresó notablemente en el Boston a su regreso a los Estados Unidos, "cautivando al público con sus actuaciones", como se señala en el comunicado de muerte.
A través de sus memorias, "Taking Flight: From War Orphan to Star Ballerina", DePrince compartió su inspirador viaje de resistencia y triunfo.
La bailarina ha recibido mensajes de despedida de colegas, como el bailarín mexicano Isaac Hernández, quien tuvo la oportunidad de compartir el escenario con ella.
“Estoy tan contento de que hayamos podido bailar juntos y que hayas sido parte de mi familia y "Despertares" cuando viniste a México. Te voy a extrañar siempre”, escribió Hernández.
El Dance Theatre of Harlem también se pronunció al respecto.
*Con información de la BBC