Almadía, Era y Sexto Piso emprendieron a principios de mayo una campaña en colectivo para reunir 2 millones de pesos que les permitan superar la crisis económica que ha golpeado a la industria editorial. A estas tres editoriales mexicanas independientes, de mediano tamaño, las une la amistad, el reconocimiento mutuo y el trabajo conjunto para sortear el impacto económico que les ha traído el cierre de librerías por la emergencia sanitaria por el coronavirus y con ello una caída en la venta de libros de hasta 85%.

A pesar de la iniciativa Dependientes de Lectores, abierta en la plataforma donadora.org, que solicita el apoyo de donaciones a cambio de recompensas que van desde descuentos de libros hasta obras de Abraham Cruzvillegas, Antonio Turok, Graciela Iturbide, Javier Hinojosa e incluso un libro de artista con 20 grabados de Vicente Rojo, iniciativa a través de la cual ya han reunido casi 600 mil pesos y han participado 700 donadores, el impacto económico para estas tres editoriales de mediano tamaño, que dan trabajo a equipos de entre 40 y 60 personas, es grande y atraviesan un duro momento de su existencia.

“Veníamos de una circunstancia difícil y entramos a una fase realmente crítica”, asegura Diego Rabasa, uno de los editores de Sexto Piso, la editorial independiente fundada hace 17 años. Junto con Guillermo Quijas, director de Almadía, que tiene 15 años de trabajo, y con Marcelo Uribe, quien dirige Ediciones Era, una casa emblemática con 60 años de historia, supieron que sólo juntos podrán superar esta situación.

Las tres editoriales tienen claro que la industria editorial ya venía de un año difícil, un año donde las ventas en línea han ido creciendo y los puntos de venta de libros, en particular las librerías, han ido bajando; un año en el que cadenas de librerías tuvieron problemas para pagar facturas, y sobre todo donde se dio un cambio de política en las cadenas de librerías del Estado: Educal y Fondo de Cultura Económica.

Era, Almadía y Sexto Piso, en estado crítico
Era, Almadía y Sexto Piso, en estado crítico

Casa Almadía, en la Escandón, cuenta con librería y espacio para la cultura. CORTESÍA ALMADÍA

“Todo esto ya nos había generado un año bastante inestable y complejo cuando llegó la emergencia sanitaria que trajo el cierre de los canales comerciales. A todos nos agarró terriblemente mal preparados, no sé si en otro momento hubiéramos estado preparados; los programas de coediciones se habían suspendido, el programa de adquisiciones para acervo en bibliotecas fue muy pequeño, el programa de Bibliotecas de Aula estaba cancelado; entonces ya veníamos de un momento precario y difícil, y la pandemia nos agarró defendiéndonos con las uñas y nos puso en un momento de franca amenaza existencial”, afirma Diego Rabasa.

Las tres editoriales no ven riesgo de desaparecer como proyectos, pero saben que pueden desaparecer, por ejemplo, sus estructuras administrativas y equipos operativos que hacen que los proyectos funcionen como lo han hecho; que tengan que despedir personal, cancelar contratos o que los proyectos entren en un estado de hibernación.

“Sin librerías, la industria editorial no tiene futuro, no sabemos cuántas librerías van a poder abrir en junio, incluso no sabemos cómo será, el futuro es muy incierto y entonces pensamos en la donadora y en los dos millones porque pensamos que esa cantidad nos ayudaría a aguantar cuatro meses aun cuando la afectación del mercado es mucho mayor, en términos generales es un medio año perdido, prácticamente 50% de los ingresos se van a caer; es una medida de emergencia”, afirma Guillermo Quijas.

En caída libre

Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) asegura que según los datos de Nielsen, la caída de la industria editorial en la semana 17 de 2020 frente al mismo periodo de 2019 ha sido de 49% en unidades y 51% en valor comercial, lo que significa una caída de la mitad del mercado.

“El primer trimestre fue prácticamente normal, incluso había crecimiento del 5% en unidades y 2% en valor, pero para abril ya comenzamos a ver esta caída porque las librerías están completamente cerradas y ahora estamos luchando porque las abran lo más rápido posible”, señala el editor que además recalca que el impacto ha sido duro para toda la industria, sea pequeña, grande o mediana.

“Las pequeñas editoriales independientes sufren por pagar la renta pero los empleados son ellos mismos; pero las medianas como Almadía, Sexto Piso y Era, tienen otra serie de gastos, ya tienen equipos de 60, 70 personas, tienen almacén, en fin es una problemática diferente a la de los grandes grupos que sufren pero tienen un poco más de soporte. La campaña que emprendieron estas tres editoriales me parece muy buena y muy valiente, los tres son amigos míos y es un esfuerzo bien hecho”, asegura Arzoz.

Los ingresos de Sexto Piso están por abajo de un 25%. “Estamos ingresando 25% o menos de lo que ingresábamos en una regularidad que ya nos tenía en finanzas bastante ajustadas a los tres proyectos”, dice Rabasa. Esta editorial en promedio al año edita entre 22 y 32 novedades, pero este año sólo podrán sacar ocho o 10 títulos.

Guillermo Quijas dice que Almadía ha sufrido una caída brutal, “hablamos de 80, incluso 85% en la caída de ventas”. Y aunque han incrementado sus ventas de libros electrónicos, éstas no llegan ni al 10%. A ese duro golpe se suma la cancelación este año, de su gran proyecto: abrir oficina de Almadía España.

Era, Almadía y Sexto Piso, en estado crítico
Era, Almadía y Sexto Piso, en estado crítico

El equipo de Sexto Piso en su stand durante la pasada FIL Guadalajara. CORTESÍA SEXTO PISO

“Estábamos en el momento de hacerlo; de hecho a finales de marzo nos íbamos a Madrid por tres meses para montar la distribución allá. Habíamos hecho una inversión muy importante de dinero juntado en tres años, claro que esa inversión no está perdida del todo, pero está pospuesta, eso pone a Almadía en una situación bastante compleja y vulnerable. Estamos tratando de reoganizar cuál es el plan de trabajo para el resto del año”, afirma Quijas.

El editor, que además tiene una cadena de librerías en Oaxaca y en la Ciudad de México tiene Casa Almadía, una librería con espacio cultural, dice que harán ajustes de sus tirajes: “No haremos lanzamientos grandes, serán más seguros para intentar publicar todos los libros planeados, no sabemos si lo vamos a lograr, es muy pronto para definirlo; la situación es bastante compleja; publicábamos entre 20 y 22 novedades más reimpresiones, probablemente bajaremos a 12”.

Ediciones Era, la editorial mexicana más emblemática que tiene en su catálogo a José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, también plantea distintos escenarios y ajustes en su plan editorial, sin embargo Marcelo Uribe se mantuvo en su tradición de no dar entrevistas.

El porvenir

Los tres editores van juntos en este proyecto que incluye el sitio web www.dependientesdelectores.mx, que funciona como una ventana común de contenidos de Almadía, Era y Sexto Piso, tres editoriales muy mexicanas que sobrevivirán a la pandemia.

“Somos amigos desde hace mucho tiempo; Marcelo Uribe, Guillermo Quijas y los editores de Sexto Piso, y constantemente hablamos para intercambiar puntos de vista, desde oportunidades hasta problemas con los que nos encontramos; y desde que comenzó a restringirse la movilidad y cerraron las librerías esas conversaciones iban adquiriendo un tono más y más urgente hasta que nos dimos cuenta que las preocupaciones que teníamos los tres eran muy semejantes y de carácter existencial”, asegura Rabasa.

Pronto se dieron cuenta que tendrían más oportunidades si trabajaban en conjunto, y desde el principio idearon un plan con distintas fases. Estaba la parte de la emergencia para la cual echaron a andar la campaña de donadora con la idea de que los lectores les ayudaran a transitar el periodo del cierre de las librerías porque son editoriales que viven al día, con economías que dependen de los ingresos de cada mes.

Tras echar a andar la donadora, han emprendido actividades culturales, conciertos, lecturas dramatizadas, presentaciones de libros, incluso hace algunos días hicieron una venta especial con títulos de las tres editoriales con precios muy bajos y con altos descuentos; y continúan con las actividades que en los próximos días incluye la participación de Juan Villoro, Fernanda Melchor, Antonio Ortuño, Emiliano Monge, Gonzalo Lizardo, Hernán Bravo Varela y Jazmina Barrera, entre otros.

“Pronto vamos a anunciar un programa de reducción de precios de las tres editoriales, de aquí a lo que resta del año, en apoyo a las librerías y agradecimiento a los lectores. Queremos llevar esta dinámica de eventos a las librerías; además estamos iniciando un mapa de canales de venta”, señala Diego Rabasa.

Y es que el mundo editorial opera con base en sistemas de consignación, los editores mandan a las librerías libros en consignación y 90 días después la librería les manda un corte diciéndoles cuántos libros se vendieron; pero el pago de esos libros todavía se desfasa 30 o 60 días después, “es decir uno empieza a cobrar libros entre cuatro y seis meses después de que los libros empiezan a circular en las librerías”, dice Quijas.

La incertidumbre sobre lo qué vendrá con la nueva normalidad es lo que priva entre estas tres editoriales que hasta el momento ven un panorama incierto. “No sabemos a qué nos estamos enfrentando y a que nos vamos a enfrentar. Nadie sabe bien a qué vamos a regresar. Una cosa es que se permita la circulación y la otra que la gente quiera circular”, dice Diego Rabasa.

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