A los 82 años, murió Enrique Fuentes Castilla, el mítico dueño y director de la Librería Madero, que Adolfo Castañón definió como “un hombre con algo de homérico y de cristiano viejo, con algo de gambusino y de viajero que ha logrado, sin aspavientos ni desplantes, mantener viva la noble tradición del libro viejo y no tan viejo en México”.

El investigador Agustín Sánchez González, recordó que “atravesar la puerta de la librería significaba entrar a un santuario del libro donde oficiaba un pícaro personaje, capaz hasta de señalar la errata de un libro o de encontrar el libro más complicado, y siempre con una sonrisa y una sapiencia modesta, sin alardes. Una librería que recibía a todo el mundo, desde la señora que preguntaba por un libro de primaria, hasta los grandes intelectuales como Carlos Monsiváis”.

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