Durante 31 años, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) ha atravesado polémicas, la más reciente es la de su figura administrativa y jurídica porque se trata de un fideicomiso creado por mandato presidencial el 2 de marzo de 1989; sin embargo, nunca como hoy se ha puesto en duda su existencia y nunca como hoy la comunidad cultural a la que sirve se había unido para exigir su defensa y existencia tras el Decreto Presidencial que determina la extinción de los fideicomisos.

El Fonca ha estado en debate desde que inició el sexenio, cuando el entonces secretario ejecutivo, , dio a conocer que habría una gran transformación para acabar con “los lujos y privilegios” de los que gozaban los becarios. Sus dichos levantaron la polvareda y su equipo tuvo que presentar un diagnóstico a la comunidad en un encuentro en la Biblioteca México.

Ahí se dijo que en 31 años se habían recibido 128 mil solicitudes y otorgado “únicamente” 22 mil 23 apoyos y que desde su fundación éstos se han concentrado en la Ciudad de México con 63%, y se eleva a 70% si se suma al Estado de México, Jalisco y mexicanos en el extranjero.

El encuentro terminó en zafarrancho, Bellatin renunció, entró , quien, por cierto, desestimó ese informe y emprendió una serie de mesas de trabajo con la comunidad. Tras la salida de Núñez para ocupar la subsecretaría de Desarrollo Cultural, llegó , quien ha tenido un perfil bajo desde su llegada en agosto.

Hoy, el debate gira en torno a su probable extinción. Tres exsecretarios ejecutivos del Fonca: María Cristina García Cepeda (1991-1994), Mario Espinosa Ricalde (2000-2006) y Raúl Zorrilla (2006-2007), así como René Roquet, quien trabajó durante 25 años en el Fonca y tuvo a su cargo el sistema de becas a Jóvenes Creadores, coinciden en que la estructura de este fideicomiso puede ser perfectible, que se puede revisar y aunque no la necesita podría convertirse en una dirección general de la Secretaría de Cultura “con una estructura más burocrática”, pero lo que no puede ser es que desaparezca.

El mecanismo cultural que tiene como misión el estímulo a la creación en México es definido por Raúl Zorrilla como “el mejor invento de la burocracia cultural mexicana, una institución que no tiene un símil en ningún lugar del mundo”; incluso asegura que es un organismo que ha probado su eficiencia y su eficacia.

“Con todo el sospechosismo que existe en nuestro país, con la falta de credibilidad que existe en las instituciones, legítima o ilegítima —no me voy a meter en ese tema—, el Fonca se ha mantenido a flote gracias a una estructura muy bien pensada y diseñada que opera muy bien. No digo que no haya habido problemas pero son los mínimos comparados con la gran cantidad de estímulos que ha dado”, afirma.

Zorrilla, director de la galería Kurimanzuto, dice que todas las estructuras son revisables, todas, más en 30 años de existencia, pero que “si la política del Estado en este momento, por las razones que quieran, es abolir los fideicomisos, el Fonca podría ser una dirección general, no pasaría nada, lo importante es que la función sustantiva del Fonca se siga realizando; yo no veo necesidad de cambiar la estructura de Fondo porque le da ciertos privilegios, cierta autonomía en cuanto a la normatividad hacendaria”.

Para María Cristina García Cepeda, afectar al Fonca sería renunciar a la obligación que tiene el Estado de estimular y garantizar la plena libertad de los creadores y sería un retroceso en la consolidación de las instituciones culturales de México que se han edificado por diversas generaciones de promotores, gestores culturales, creadores artísticos.

“Siempre será necesario mejorarlo; sí, qué bueno que se revisen sus mecanismos, pero lo que no hay que olvidar es que afectar al Fonca es atentar contra el desarrollo integral de los mexicanos”, señala la que fuera la primera Secretaria de Cultura Federal, en 2017.

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“La moneda está en el aire, la secretaria de Cultura ha hecho la defensa de estas tres instituciones (Fonca, Foprocine y San Ildefonso); la extinción de estas figuras, con sus recursos, sería un golpe muy fuerte para la cultura del país. El Fonca tiene un mecanismo que se puede revisar y ajustar de acuerdo a los tiempos y a las prioridades, pero su mecanismo le da cierta autonomía y cierta flexibilidad, es un organismo que tiene semejantes en otros países como Canadá, y existen otros en diversos países que están inspirados en este modelo mexicano”, explica el director de escena Mario Espinosa, quien fue secretario ejecutivo del Fonca en el sexenio foxista.

Espinosa advierte que se trata de un instrumento de política cultural muy eficaz, y que aunque sí se podría proponer otro esquema, el grave problema es que sólo se está amenazando con la extinción y no está sobre la mesa una sustitución.

“No se habla de cambiarlo por otra herramienta y eso es más grave aún, que no estemos hablando de algo que lo pueda suplantar. Si esto se concreta, no sólo será un golpe, será un retroceso en las políticas culturales. Hay que defender a estas tres instituciones porque, de lo contrario se creará un gran vacío. El Fonca afectará directamente al trabajo de los artistas y no hay nada más neoliberal que dejar a los artistas a que sobrevivan como puedan, dejarlos al mercado”, señala.

El director de escena agrega que en el pasado se ha intentado convertir al Fonca en una dirección general. “Su estructura quedó a medias y hace un par de años se intentó que fuera una dirección, para mí eso tenía algunos inconvenientes, pero por lo menos se iba a mantener... En estos momentos de lo único que hablan es de una extinción, con todo y el dinero. Espero que la gestión de la Secretaría de Cultura triunfe".

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Para René Roquet uno de los factores importantes del Fonca es que al trabajar como un fideicomiso, al ser un mandato, al tener su patrimonio, entonces le garantiza libertad de ejercicio de los recursos, “no tiene que estar fijo a estos manejos que hay en el país sobre los presupuestos, que llegan hasta marzo o abril y que después se tienen que detener porque se corta el año. Al tener sus recursos puede tener esa movilidad de dinero, de fondo para cubrir la acción cultural durante todo el año, eso también le da garantiza a los artistas para que no corten y burocraticen sus procesos creativos”.

El gestor cultural y creador asegura que el Fonca tiene una estructura y siempre la ha tenido y que lo lamentable fue que cuando hicieron la Secretaría de Cultura no pusieron al Fonca dentro de la estructura, “sin embargo, el Fonca como tal sí tiene estructura, tiene comisiones, es una institución que también es regulada a través de auditorías internas y externas y tiene su proceso de revisión a través de sus comisiones; no es una institución que se haya manejado por la libre, ha sido siempre muy vigilada. No tendría por qué tener problema con este cambio porque sí hay un organigrama”.

Roquet no sabe cuál es el organigrama exacto que está pidiendo Hacienda, pero asegura que el Fonca tiene un organigrama, “por el mandato que está formado y que señala que tiene secretario ejecutivo, una documentación interna donde se señalan las áreas y los programas y todo esto está avalado por sus comisiones. Ha logrado mantener programas por varios años y eso le ha dado certidumbre”.

En revisión y cierres

Así como con el Fonca, está por definirse la situación de San Ildefonso y de Foprocine. El Mandato del Antiguo Colegio de San lldefonso es excepcional: tres instituciones lo administran: UNAM, Secretaría de Cultura federal y gobierno de la CDMX. El fideicomiso se creó en 1994 por 2.2 mdp. De acuerdo con la Cuenta Pública 2018, los recursos se destinan a exposiciones y los fines del mandato se han cumplido cabalmente.

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El Foprocine o Fideicomiso Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad se creó en 1997 para fomentar el desarrollo de la industria cinematográfica, mediante la operación de un sistema de otorgamiento de apoyos financieros a los productores. Nació con una aportación inicial de 35 millones de pesos. La Cuenta Pública 2018 reportó el cumplimiento de sus acciones.

Son siete los fideicomisos que de acuerdo con la Secretaría de Cultura federal van a desaparecer en el sector Cultura. Por ejemplo, el Ficenart, que fue creado para apoyar la construcción de Cenart, en abril de 1993 con una aportación inicial de 30 millones de pesos. El Fideicomiso para la conservación de la Casa del Risco y Pinacoteca Isidro Fabela, que tuvo una aportación inicial de un millón 200 mil pesos, en 1980. El Fideicomiso para la adaptación de los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo es el más antiguo, data de 1958; tuvo una aportación inicial de 645 mil 500 pesos. El Fideicomiso que hoy opera estos museos es privado: Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo Banco de México.

El Fideicomiso para el fomento y la conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México fue creado en 2009 con una aportación inicial de 208.2 millones para el desarrollo de proyectos de investigación, protección, conservación, restauración, preservación y difusión en las materias de antropología, arqueología e historia, y el desarrollo de proyectos de investigación, protección, conservación, restauración, preservación y difusión del patrimonio sumergido, tanto en aguas interiores de México, como en el mar territorial y la zona económica exclusiva. De acuerdo con la Cuenta Pública tenía en 2018 una disponibilidad de 627,3 mdp; indica que operan con normalidad en el fortalecimiento y ampliación de la infraestructura cultural.

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