En las últimas horas se reportaron más de 21 mil 569 contagios en México y se registró un récord con 130 mil 534 de casos activos, cifra que rebasó los 122 mil 986 reportados el 23 de enero, uno de los meses más difíciles de la pandemia. La tercera ola, según las autoridades, está entre nosotros desde hace un mes. Y es notorio para todos. También para las autoridades culturales. Nos cuentan que el , como en toda la Secretaría de Cultura , se lleva un reporte de casos. En los últimos meses en el INBAL se habían dado hasta cuatro contagios por mes; desde hace dos semanas hay por lo menos dos diarios, 57 durante el mes de julio. Hay casos que han obligado al cierre total de un recinto, como el que ocurrió en el Museo Nacional de Arte , que permanecerá cerrado hasta el 10 de agosto. Y hay otros que no, como el Palacio de Bellas Artes , en donde hace unos días hubo un contagio, se detectó a las personas que estuvieron en contacto, fueron aisladas y se desinfectó el área de trabajo. Hasta donde se sabe, se pudo controlar, o al menos esa es una versión porque hay quien cree que tiene menos impacto cerrar un museo que cerrar el máximo recinto cultural del país. Pero ha habido más, el más reciente fue en la Sinfónica Nacional , uno de sus músicos dio positivo y no se pudo llevar a cabo el último concierto de su temporada de regreso a los escenarios. Nos cuentan que han sido estrictos, pero se llega a un punto en el que no se puede tener absoluto control ni en los trabajadores ni en los visitantes, porque hay que lidiar con los que no se han querido vacunar, con los que relajan medidas como el uso el cubrebocas en todo momento y con los que rompen la sana distancia. La discusión entre las autoridades ha sido si se cierra o no un centro de trabajo, así sea el Palacio. Hasta ahora la respuesta es sí, pero sólo los espacios más pequeños como los teatros y apostar por el control en los más grandes.

Institucionalmente se repite como mantra que los espacios son seguros, que se siguen todas las medidas, que ahí está el tapete, en algunos se rocía alcohol en la ropa y en bolsas de mano, se da gel, se mide la temperatura y se pide el uso de cubrebocas y casi, casi, se da la bendición. Hay cosas ya rebasadas; insistir, por ejemplo, en los tapetes es necedad. Si la actividad ya no se interrumpirá independientemente del color del semáforo epidemiológico, ¿alguien está haciendo un análisis serio de por qué hay contagios en los recintos culturales?, ¿seguirán diciendo que el contagio pudo darse en otro lugar? Y ¿cómo estarán los recintos estatales e independientes?, ¿alguien está cruzando datos para establecer, con casos concretos, si de verdad son seguros o no o qué se puede hacer para reforzar medidas?

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