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El nahuatlato Miguel León-Portilla (22 de febrero de 1926- 1 de octubre de 2019) fue despedido en una ceremonia íntima y rodeado de familiares, amigos y colegas, que llegaron a la funeraria.

El historiador, autor de La visión de los vencidos, falleció a los 93 años el martes por la noche. Su familia lo despidió con un íntimo velorio en el Panteón Francés.

Ahí, al filo del mediodía, montaron una primera guardia el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, el exrector José Narro, Ascensión Hernández Triviño, viuda de León-Portilla, y Gerardo Hierro, yerno del historiador.

Durante esa primera guardia predominó un silencio absoluto que se prolongó por varios minutos. Después, las cerca de 30 personas presentes se fueron acercando para ofrecer sus condolencias a Hernández Triviño, así como a Marisa León-Portilla, hija del investigador, uno de los más destacados estudiosos en la historia de México y quien recibió 25 doctorados Honoris causa por instituciones nacionales y extranjeras.

El féretro con el cuerpo de León-Portilla estaba al centro de la Sala Lorraine del Panteón Francés, cubierto con una bandera de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que el historiador consideraba como su segunda casa.

Poco más de media hora después, Graue Wiechers salió del velatorio, pero antes de irse habló sobre el fallecimiento de Miguel León-Portilla: “Es una inmensa pérdida, porque él le dio voz a nuestra raza. Si en algún momento el lema de la Universidad, ‘Por mi raza hablará el espíritu’, está bien representado, es por Miguel León-Portilla. Él nos dejó en lo físico, pero se queda en el espíritu de todos los mexicanos y, por su puesto, en la Universidad”.

El rector de la máxima casa de estudios informó que habló con la familia para rendir un homenaje al autor de Erótica náhuatl la próxima semana.

José Narro describió a Miguel León-Portilla como un hombre extraordinario. “Fue un hombre extraordinario, un coloso de las humanidades, que representó y cuidó la conciencia de la historia del país, particularmente de nuestros pueblos originarios. Además, entendió claramente el origen de México, las condiciones del país, las necesidades de la gente y fue un sabio cercano a los más necesitados. Lo conocí y puedo afirmar que sí fue bueno, y que también se caracterizó por un alto compromiso ético”.

El exrector recordó a León-Portilla como alguien que tuvo la capacidad de reírse de sí mismo, y coincidió en que tiene un lugar muy especial en la UNAM, porque fue ahí “donde desarrolló su pensamiento, su reflexión crítica, su capacidad analítica, y porque ahí creó La visión de los vencidos”.

El adiós de los investigadores. Miguel León-Portilla fue investigador emérito de la UNAM, donde también formó parte de la Junta de Gobierno, además fue investigador del Instituto de Investigaciones Históricas.

En ese Instituto trabajó de manera conjunta con otros investigadores, como los historiadores Patrick Johansson y María Castañeda, quienes acudieron a despedirlo. A las exequias también llegaron el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Gonzalo Celorio; el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto; el investigador del INAH, Rodrigo Martínez Baracs; la historiadora Ángeles González Gamio y el compositor Samuel Maynez.

León-Portilla es el hombre más importante que hemos tenido en las últimas décadas. Era la persona con más autoridad moral, porque tuvo congruencia y fue un humanista auténtico. Muchos se burlaron de él cuando habló de filosofía náhuatl, pero después le dieron la razón”, dijo González Gamio, sobrina del filósofo.

Diego Prieto describió a León-Portilla como un sabio y un hombre bueno, “como suelen ser los maestros”.

El poeta Natalio Hernández expresó su tristeza por el fallecimiento del nahuatlato, pero dijo que sentía una “enorme esperanza por el legado que nos dejó”.

Miguel León-Portilla ingresó a El Colegio Nacional en 1971. Algunos integrantes de esa institución acudieron al velorio, como el arqueólogo Leonardo López Luján, la lingüista Concepción Company Company y el abogado Diego Valadés, quien recordó que a pesar de que León-Portilla estaba internado en el hospital, pudo conversar con él, y que en ese encuentro recitó en latín y de memoria una de las Églogas, de Virgilio.

Leer su obra. Durante su conferencia diaria, el presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó el deceso de León-Portilla: “Fue un historiador de primer orden, defensor de los pueblos originarios, estudioso de las culturas prehispánicas, de la concepción del mundo que tenían las comunidades que se desarrollaron antes de la Conquista, antes de la llegada de los españoles, antes de la invasión extranjera”. El mandatario agregó que el mejor reconocimiento a León-Portilla será leer su obra.

El embajador mexicano ante la Organización de las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, expresó que México ha perdido una parte importante de su inteligencia y de su conciencia como país multiétnico y pluricultural.

“Fue flor y canto en la vida de muchas generaciones, que lo recordaremos siempre. La UNAM sabrá preservar su inmenso legado, fuente inagotable de conocimiento e inspiración”, dijo el exrector Juan Ramón de la Fuente.

La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, habló del legado de León-Portilla: “El país le debe mucho; su legado es eterno, ha dejado mucho. Fue muy generoso. Dejó a mucha gente formada. El luto es enorme. Un humanista como él siempre hace falta”.

El historiador recibirá un homenaje este jueves a las 10 horas, en el Bellas Artes, con una ceremonia y una lectura de poesía en diversas lenguas mexicanas, a cargo de Nadia López García, Natalio Hernández, Víctor Cata, Natalia Toledo y Briceida Cuevas, entre otros.

Mañana, León-Portilla será inhumado en el Panteón Francés.

En la UNAM el homenaje al historiador será el martes 8 de octubre en la Sala Nezahualcóyotl a las 12 horas. (Con información de Sonia Sierra)

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