Londres.- El Victoria & Albert Museum exhibe éste sábado por primera vez y de manera magistral todos los objetos personales y más preciados de Frida Kahlo fuera de México.

 “Frida Kahlo: Making Herself Up” también marcará un antes y después al colocar por vez primera su obra en conversación con su vestir, dijo a EL UNIVERSAL Circe Henestrosa, co-curadora de la muestra.

“Cuando vemos las exposiciones de pintura sabemos mucho de Frida la artista, pero en esta exposición vamos a aprender sobre Frida la mujer, Frida la persona, quién era Frida Kahlo”, subrayó.

La exhibición, una fresca retrospectiva de lo que fue su vida como fuente manipuladora de su propia apariencia, arranca en una estancia iluminada de azul que pretende generar en el visitante un sentimiento de estar en la casa de Coyoacán, en donde nació, vivió y murió la artista.

A partir de allí la muestra se desarrolla en cuatro facetas, comenzando con una explicación de quién fue Frida Kahlo a lo largo de su vida, a través de material multimedia y contextualizando lo que era el ambiente en la Casa Azul con fotos de Lola Alvares Bravo.

Después se pone el acento en el elemento de etnicidad que caracterizó a la pintora mexicana, con una narrativa sobre el Istmo de Tehuantepec, los vestidos de tehuana, joyas prehispánicas y una selección de los ex-votos coleccionados por Frida y Diego Rivera.

A partir de allí se entra al espacio más impactante de la exposición, dedicado a sus aparatos ortopédicos y su discapacidad como elementos de construcción de su propia identidad.

Allí sobresalen seis camas con espejos que evocan los años de dolor tras el accidente casi fatal de trolebús sufrido a los 18 años de edad, así como corsés médicos pintados con símbolos religiosos y comunistas, y una pierna prostética con bota roja con motivos chinos y campanillas.

Además hay muletas, medicamentos, sedantes, pomadas, ungüentos y ampolletas con los que intentó aliviar el sufrimiento.

“El tiempo que pasa en su cama recuperándose es el momento en donde comienza la carrera de una maravillosa artista, pero también el deterioro de su cuerpo”, explica Henestrosa.

Concluye con la sección de arte y vestido, estableciendo la relación de Kahlo con su obra y su icónica indumentaria regional por medio de la exposición de tesoros salidos de su guardarropa: coloridos y adornados huipiles, rebozos, enaguas y tehuanas.

 “Cuando Kahlo hace sus autorretratos, ella deliberadamente se pinta con estos vestidos regionales.  La forma cómo ella hacía sus autorretratos es la forma como ella quería que la recordáramos”, sostiene la directora de la Escuela de Moda de Lasalle College of the Arts, de Singapur.

La última pieza exhibida es un resplandor, la prenda ceremonial más representativa del Istmo de Tehuantepec, en el que se le da a Kahlo una presencia casi fantasmagórica por medio de espejos, un elemento muy presente en la obra, junto con el concepto de dualidad.

En total cerca de 200 objetos íntimos integran una exhibición que ha generado controversia antes de abrir sus puertas al público.  

Diarios como The Guardian califican la exposición altamente inusual y problemática, pues se trata de “un santuario para ese dolor”, en referencia a la presencia de la pierna protésica. Durará hasta el 4 de noviembre.

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