¿Otro Tiananmen? El artista y disidente chino Ai Weiwei mostró su temor, en una entrevista con la AFP, a que no haya "otras salidas" a la crisis de Hong Kong que una represión violenta de los manifestantes pues, según él, el régimen comunista "no sabe hacerlo de otro modo".

"Ninguna predicción es exagerada", afirmó en alusión a la hipótesis, cada vez más mencionada, de que el gobierno chino ordene una represión parecida a la que el ejército chino llevó a cabo en la famosa plaza de Pekín en junio de 1989 .

Treinta años después de que "los tanques aplastaran la más pacífica de las manifestaciones, a estudiantes sentados, cuando todo el mundo tenía la vista puesta" en la plaza de Pekín, la historia podría repetirse , según el artista, uno de los más firmes detractores del régimen chino .

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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"No hay otras salidas, no saben ni negociar ni debatir. Es la naturaleza de ese régimen autoritario . Solo tienen a la policía y al ejército", declaró Ai Weiwei en su estudio berlinés .

En los últimos días, el gobierno de Pekín dejó entrever la amenaza de una intervención militar para restablecer el orden en Hong Kong , un territorio que el Reino Unido retrocedió a China en 1997 y que goza de un cierto grado de autonomía.

" La violencia no es tan solo física, es mental , cuando se niega el derecho a debatir a los manifestantes. Este tipo de violencia es horrible", subrayó quien fuera un importante artista en China y que cayó en desgracia a principios de la década de 2010 por sus críticas contra el régimen.

En 2011 , pasó 81 días preso tras haber sido arrestado en el aeropuerto de Pekín , cuando iba a tomar un avión en dirección a Hong Kong. En enero de ese mismo año, su taller de las afueras de Shanghái fue demolido .

Le confiscaron el pasaporte durante cuatro años y cuando en 2015 lo recuperó, se mudó a Berlín .

"Comparto su frustración, estoy con ellos y siento que forman parte de mí ", comenta, en referencia a los manifestantes de Hong Kong.

Su estudio está instalado en una antigua fábrica de cerveza de Berlín. Un pequeño ejército de estudiantes y jóvenes artistas, varios de ellos chinos, preparan con cuidado sus futuros proyectos, a menudo un tanto provocadores y de gran tamaño.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Con montajes gigantescos en torno a objetos representativos de la llegada masiva de refugiados u obras que representan al dedo del medio en plazas públicas, Ai Weiwei es un maestro de la comunicación y de los "golpes" , lo que ha llegado a causar irritación en algunos círculos del arte contemporáneo .

En cuanto empezaron las manifestaciones, en junio, envió a tres de sus colaboradores a Hong Kong, equipados con cámaras .

En un principio, Ai Weiwei quería "entender a los líderes y sus motivos" para defender ese movimiento, alegre y pacífico. Ahora, quiere comprender por qué algunos manifestantes llegan incluso a "querer lanzarse por la ventana" en nombre de su lucha por las libertades .

"Lo mejor de China, esta generación educada y comprometida por defender la democracia, está siendo sacrificada por una sociedad oscurantista. Y los otros países hacen como si no pasara nada ", denunció Ai.

¿Cómo piensa Ai Weiwei seguir apoyando este movimiento, a miles de kilómetros de distancia, pegado a su teléfono y a la mensajería instantánea? "Me invade la tristeza", admitió, impotente.

A sus 61 años, explicó a la AFP que quería dejar Alemania, "por múltiples razones políticas" , aunque no precisó adónde prevé mudarse.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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fjb

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