La bonanza económica de la familia política de Ricardo Anaya, documentada en actas del Registro Público de la Propiedad de Querétaro, junto a la coincidencia de fechas entre el meteórico ascenso político del dirigente del PAN y el crecimiento de las propiedades y empresas a nombre suyo y de sus familiares (mil por ciento los últimos 14 años) le pega directamente al discurso de “acabar con la corrupción” enarbolado por el carismático líder panista y es un golpe directo a su doble papel protagónico como líder de un partido y aspirante a la Presidencia de la República.

Porque sin duda la corrupción, o la sola sospecha de ésta, será una de las agendas que dominarán la sucesión presidencial, en la que no sólo aspirantes o candidatos tendrán que revisar muy bien sus cuentas personales, sino también cuidar que, en su entorno más cercano, colaboradores, amigos, familia consanguínea o política, no haya “frentes” o temas que los involucren directa o indirectamente en escándalos. La contienda y la competencia por el poder en 2018 será, en ese sentido, no tanto sobre capacidades, experiencia o trayectoria, sino por un electorado que buscaría elegir al candidato que perciban, ni siquiera más honesto, sino el “menos corrupto”.

La respuesta de Anaya a la investigación de El UNIVERSAL de acusar un “golpe político” del gobierno de Peña Nieto, por la definición de su partido de eliminar el “pase automático” al actual procurador, Raúl Cervantes, a la nueva Fiscalía General de la República (FGR) no alcanza para desmentir las cifras de propiedades y empresas ni el crecimiento del patrimonio de sus suegros, Donino Ángel Martínez Díez y Maribel Natalia Franco, o el que su nombre y el de su esposa aparezcan como socios de varias empresas familiares registradas en Querétaro.

El dirigente habla de “infamia” y refiere haber recibido “amenazas” sobre publicar su patrimonio familiar si el PAN iba contra el “pase automático” a la FGR. Pero al preguntar a su círculo cercano quién o cómo le hicieron esa amenaza, hablan de “llamadas telefónicas” recibidas por su secretario particular, Osiris Hernández, cuyo contenido no informan. “Fue un mensaje general, como ya se lo habían enviado antes. Sin nombre ni género”, afirma un colaborador del CEN panista, quien asegura que “le dolió al gobierno” que el PAN elimine a Cervantes y sostiene que la riqueza de la familia política del dirigente “no es de los últimos 14 años, sino desde el abuelo de su esposa que tenía restaurantes, hoteles y otros negocios”.

No es la primera vez que Anaya utiliza la riqueza de sus suegros para justificar. Lo hizo también cuando EL UNIVERSAL le documentó sus viajes semanales para visitar a su esposa e hijos que vivían en Atlanta, donde los niños iban a una escuela privada estadounidense ¿Será que además de suegro, el próspero Donino Ángel es “mecenas” y patrocinador de su yerno? En todo caso, Anaya no debiera asustarse de que, desde el gobierno o cualquiera de sus adversarios, le pongan lupa a él y a su familia.

Tal vez el llamado “joven maravilla” se mal acostumbró al trato deferente y amable que hasta ahora le dispensaban en Los Pinos por mediación de su amigo el canciller Videgaray, que impedía que lo vieran como real opositor. Pero se acerca 2018 y él, como cualquier otro dirigente o aspirante —en su caso ambas cosas— metidos en la lucha por el poder, serán blancos de la que quizás vaya a ser la sucesión más sucia e inmisericorde de la historia reciente del país. Bienvenido a la oposición, joven Anaya.

NOTAS INDISCRETAS… El de la Fiscalía General no será el único enfrentamiento del PAN con el PRI. Ahora mismo los blanquiazules denuncian el “agandalle” del coordinador priísta Emilio Gamboa. Y es que el destape de Enrique Burgos para presidir la Mesa Directiva prendió focos rojos en el PAN y el PRD, que ven una jugada del colmilludo Gamboa: quedarse con la Mesa Directiva y con la presidencia de la Junta de Coordinación para el PRI. “Eso no ocurre desde el año 2000 y viola acuerdos que decían que el PRI ocupa 3 años la presidencia del Senado, dos años el PAN y 1 el PRD, además de que cuando un priísta preside la Mesa, la Junta la tiene un panista. Sin embargo, en la bancada del PRI ven las cosas distintas: “Ninguna violación, fue un acuerdo desde el principio entre los coordinadores Ernesto Cordero, Miguel Barbosa y Emilio Gamboa. El PRD presidiría un año, a pesar de no tener el número de legisladores, dos el PAN, y al PRI, por ser el partido mayoritario, le corresponde presidir el último año la Mesa y la Junta, no sería la primera vez, ya hay antecedentes de eso en San Lázaro”, dice un priísta. Al final, si el tema de la Mesa se define por votación del pleno va a estar parejo; porque aunque el PRI reúne 61 votos con sus aliados, PAN y PRD tienen 45, mientras Morena y Manuel Bartlett tienen 15. Se ve difícil que Bartlett se incline por el PRI… Los dados mandan Escalera doble. Buen tiro.

sgarciasoto@hotmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses