Dicho en términos generales y con base en la más reciente batería de encuestas publicadas (Reforma 23-27 noviembre, Gabinete de Comunicación Estratégica 27 noviembre, GEA-ISA 18-21 noviembre y EL UNIVERSAL 1-4 diciembre), Anaya, Meade y AMLO restaron puntos a sus preferencias electorales después de los destapes. El ex líder panista fue quien más, seguido por el ex secretario de Hacienda y luego por el ex dirigente nacional de Morena.

José Antonio Meade no le dio votos al PRI, más bien le restó 11 puntos, cuando la apuesta era que conservaría el voto duro de la alianza y el blando o útil de los indecisos. Hasta ahora no ha sido así.

Antes de su destape, el pasado 27 de noviembre, la alianza que lo postula sumaba 31% en las preferencias: 26% del tricolor, 3% del Verde y 2% del Panal. El promedio de las últimas encuestas le da 19.9% de las preferencias, esto es 11.6 puntos menos.

Según cálculos optimistas de los encuestadores, el abstencionismo en la próxima elección presidencial podría ser de 38%, equivalente al promedio de los tres últimos comicios (36% en 2000, 41.4% en 2006 y 36.7% en 2012). Con esa abstención, el próximo primero de julio se emitirían 53.7 millones de votos. Meade, por lo tanto, con su actual preferencia de 19.9%, alcanzaría 10.6 millones de votos, menos de los que obtuvieron Francisco Labastida en 2000 (13.6 millones) y Peña Nieto en 2012 (19.2 millones) y un poco más que los de Roberto Madrazo en 2006 (9.3 millones).

Esto significa que Meade arranca muy abajo y que para meterse a la pelea tendría que duplicar el número de votos que tiene actualmente.

Aunque AMLO sigue al frente de las preferencias electorales con 27.2% (unos 14.4 millones de votos posibles), su alianza con el PT y el Partido Encuentro Social sumaba 32% antes de la definición de quienes serían sus reales contendientes.

Es decir, tras los destapes, López Obrador le ha restado a su alianza 4.8 puntos. Ese ha sido, en términos prácticos, el costo de su propuesta de amnistía a delincuentes, el ofrecimiento de tres mil 600 pesos al mes a los jóvenes que ni estudian ni trabajan (ninis), la concreción de su alianza con un partido opuesto a las reivindicaciones de la comunidad lésbico-gay y el calificativo de “blanquitos” que recetó a sus rivales políticos, lo que por muchos fue considerado como una expresión racista. ¿No se acordará del “cállate chachalaca” espetado a Fox que tantos votos le restó? ¿No es tiempo de que corrija ese tono soberbio que le impide cuidar la ventaja que tiene en las preferencias electorales?

El 4 de octubre pasado, cuando el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano anunciaron su intención de conformar un Frente Ciudadano, se fueron para arriba en las encuestas hasta 31% de las preferencias. La decisión (anclada en dejar la candidatura presidencial al panista Ricardo Anaya, la de la Jefatura del Gobierno de la CDMX a la perredista Alejandra Barrales y la del gobierno de Jalisco a Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano), dio lugar, sin embargo, a la renuncia de Margarita Zavala, a las severas críticas del ex presidente Calderón y a la conformación de un ala rebelde panista en el Senado, encabezada por Ernesto Cordero, que amaga con apoyar la candidatura priísta de Meade.

De manera que cuando se registró el Frente el 20 de noviembre pasado (ya sin la pretenciosa idea de ser ciudadano, para quedar como “Por México al Frente”), las preferencias promedio en las encuestas más recientes bajaron a 12.6%, es decir, 17.4 puntos menos. Anaya, con ese porcentaje obtendría 6.7 millones de votos (la mitad de los 12.7 millones que logró Josefina Vázquez Mota en 2012 y muchos menos que los 15 millones con que Calderón ganó la Presidencia en 2006 y los 15.9 millones obtenidos por Fox en 2000.

Debe precisarse que la más reciente batería de encuestas se realizó antes de que Anaya renunciara al PAN para concentrarse en la candidatura presidencial, y que Luis Ernesto Derbez, Juan Carlos Romero Hicks y Ernesto Ruffo desistieran de disputársela. Sólo le queda en el camino el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle quien, todo indica, también declinará. Eso, a no dudarlo, aumentará el porcentaje de preferencias electorales para Anaya, lo que seguramente se verá en la próxima batería de encuestas.

Está por verse cuál será el verdadero peso político que tendrán los independientes, acaso Margarita Zavala y El Bronco si, como parece, serán los que logren las firmas que avalen su candidatura.

¿Feliz año nuevo? Sinceramente lo deseo para los amables lectores en la salud, la familia y el trabajo. Porque en la política no será nada fácil, se ve lleno de incertidumbre. Tampoco en lo económico. Ya hablaremos aquí de lo que traerá 2018 con la complicada renegociación del TLCAN, la reforma fiscal de Trump y la volatilidad internacional que nos afecta.

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