Hoy conmemoramos 51 años de una revolución pacífica que se gestó en nuestro país y se extendió por toda América Latina con la promulgación del Tratado de Tlatelolco, negociado por el diplomático mexicano Alfonso García Robles Premio Nobel de la Paz 1982.

A nuestro Premio Nobel de la Paz Alfonso García Robles

Este ha sido uno de los sucesos más admirables de la historia diplomática mexicana porque fue una de las revoluciones más pacifistas de la especie humana que se tenga memoria.

Este tratado de proscripción nuclear no fue obra de la casualidad, este tratado proclamó la emancipación de millones de hombres destinados a vivir bajo la amenaza del peligro nuclear en nuestra región continental.

Hoy multitud de generaciones han crecido ignorando este triunfo glorioso de verdadera grandeza para la humanidad, sin este tratado los dictadores más sangrientos de América Latina hubieran tenido el control de las armas nucleares, habrían escrito capítulos de terror que hubieran marcado la historia de la humanidad, no quiero pensar qué hubiera sucedido si dictadores como Pinochet, Videla, Somoza y Noriega por mencionar algunos, hubieran poseído armas de destrucción masiva; no quiero imaginar en este momento a Nicolás Maduro desde Venezuela amenazando al mundo con sus misiles por no estar de acuerdo con su dictadura.

Por eso hoy gracias al Tratado de Tlatelolco que prohíbe la compra, fabricación y almacenamiento de armas nucleares en Latinoamérica, ningún presidente tiene acceso a ningún arma de destrucción masiva en toda la región.

Hoy vivimos un claro ejemplo en Corea del Norte, donde su dictador amenaza al mundo entero con desatar un holocausto nuclear en cualquier momento, seguido de la superpotencia estadounidense que ha amenazado con fuego y furia contra Pyongyang, no obstante debemos reconocer que en este momento existe una aparente conciliación entre las dos Coreas gracias a las olimpiadas de invierno que se están celebrando en su país vecino y eterno rival Corea del Sur, esperemos que estas competencias olímpicas impongan los laureles de la paz y la unidad a toda la región coreana, y que la medalla de oro más valiosa sea el fin de la amenaza nuclear.

En esta nueva era el mundo se acerca cada vez más a nuevas formas de autodestrucción masiva, somos la única especie en el mundo que planea su propia exterminación por el desequilibrio mental de unos cuantos; la ambición del ser humano por la supremacía, el poder y la dominación, han creado las formas más crueles y siniestras de acabar con los seres humanos, hoy sigue siendo un problema de alta gravedad las armas nucleares, pero en la oscuridad y en las entrañas de las corporaciones y los países más poderosos se están gestando nuevas armas de destrucción masiva, más efectivas y menos costosas que pueden desaparecer todo rastro de vida humana, los avances tecnológicos en el desarrollo de la inteligencia artificial crearán nuevas armas inimaginables, donde las guerras ya no serán convencionales con aviones y bombas, las nuevas guerras serán teledirigidas para lanzar en combate a los nuevos solados que serán millones de drones armados que podrán acabar con ciudades enteras en cuestión de horas.

Por eso hago un llamado para que continúe la lucha por el desarme nuclear, y también para que los hombres, los gobiernos y la Organización de las Naciones Unidas comiencen a actuar también en la prohibición de las armas de inteligencia artificial.

Analista Internacional 

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