No seamos hipócritas ni falsos: si la Selección Mexicana queda eliminada en la primera ronda del Mundial, Juan Carlos Osorio no debería mantenerse en el puesto, nadie lo querría, ni usted ni yo y lo más importante, ni los dueños.

Si la Selección Mexicana avanza a la siguiente ronda, la pregunta quedará en el aire, y si juega el quinto partido, indiscutiblemente su trabajo merecería continuidad.

Y mire como funciona el sistema de medición en el futbol mexicano: el técnico, siempre el técnico. Si le va bien o le va mal, es el entrenador el juzgado cuando los más importantes en la ecuación son los jugadores. Claro está que las locuras o los aciertos en momentos decisivos cuentan, pero no nos hagamos bolas: los más influyentes en un resultado son los que están dentro del campo.

Firmar hoy una extensión de contrato con Juan Carlos Osorio puede resultar un mal negocio para ambas partes, y como en el deporte, todo se mueve en función de los resultados, lo más sano es esperar a que termine el Mundial.

Si Osorio pactara hoy, sobrarían las voces estableciendo que es una posición comodina, y al no hacerlo, entonces lo señalan por ventajoso. Tenemos que admitir que ninguno de aquellos nos embona; la verdad.

Osorio tiene derecho a esperar y ver mejores opciones, si es que las hay, pero igualmente corre sus riesgos, más aun tomando en cuenta el grupo que le toca disputar.

Y lo peor: hay quienes se ofenden porque critica las condiciones en las que se juega la eliminatoria de Concacaf. ¿En serio?

futbol@eluniversal.com.mx

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