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Sí, pobre Arturo Brizio , le ha tocado la generación más floja del arbitraje mexicano en décadas.
Quien piensa que es responsabilidad del presidente de la Comisión lo que sucede actualmente con los silbantes mexicanos, se equivoca rotundamente. Hay que recordar que lo que vemos hoy es producto de loque se hizo años atrás, bien o mal, pero es el resultado de uno, dos o hasta tres ciclos de trabajo.
En su área de responsabilidad está poner a disposición de los silbantes lo mejor que se pueda para incrementar sus facultades; es decir, tratar de enderezar este barco con las herramientas que tenga a la mano.
Está claro que no debemos pronosticar su gestión como presidente o establecer una opinión a futuro, basándonos en lo que fue como árbitro, ya que nada tiene que ver una cosa con la otra.
Sobran ejemplos de grandísimos jugadores fracasando como entrenadores o auxiliares técnicos. Fueron muy valorados, pero cuando tuvieron la oportunidad de dirigir, simple y sencillamente fracasaron.
A Brizio lo respaldan muchas cosas. Es un hombre preparado, honesto, educado y que maneja las relaciones personales como pocos. Sus conocimientos sobre la materia son incuestionables y su vocación no puede ser puesta en duda. Pero, repito, su trabajo se verá reflejado en algunos años, ya que por ahora, tiene que trabajar con lo que hay, que no es mucho, por no decir prácticamente nada.
Le toca poner las mejores herramientas disponibles al servicio de sus agremiados para ver si pueden o no con la nada sencilla tarea de impartir justicia.
Qué lejos quedaron aquellos tiempos donde el arbitraje mexicano era admirado en el extranjero. Qué lejos aquellos tiempos donde al menos había cuatro árbitros de alta calidad. Qué lejos quedaron aquellos tiempos donde lo que sobraba era experiencia. Qué lejos quedaron tus tiempos, querido Arturo Brizio.
Y termino esto como termino mis colaboraciones cada vez que hablo del arbitraje mexicano: ¡MENOS GRILLA Y MAS TRABAJO!
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