En la historia reciente es difícil encontrar casos en donde un Presidente de la República gane una elección con un margen superior al 50% , y que al entrar en funciones su aprobación siga en aumento, aún cuando se han tomado decisiones polémicas.

Hoy en México, uno de los cuestionamientos constantes en términos de popularidad y aprobación es: ¿hasta qué punto le alcanzará el “combustible” a la administración del gobierno federal? La respuesta es incierta, pero la pregunta es digna de analizarse.

Nadie puede negar que incluso el equipo del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha vivido un inicio de año convulso. No había cerrado el 2018 cuando las muertes de la ex gobernadora Martha Erika Alonso y su esposo, el ex senador Rafael Moreno Valle, sacudieron la aparente estabilidad que se emanaba desde Palacio Nacional.

Lo anterior evidenció la polarización generada en Puebla entre los partidarios de MORENA y de Acción Nacional, que se magnificó a escala nacional por lo mediático del tema. Ante tal circunstancia, la nueva administración arrancó el 2019 con el combate a los “huachicoleros” y hasta el momento ha acaparado la conversación pública.

Más allá del malestar que se ha despertado en usuarios, los números que evalúan la percepción de los ciudadanos ante este tema, son sorprendentes.

La encuesta realizada por Massive Caller este 15 de enero, pregunta sobre la aprobación del gobierno de AMLO y los resultados indican que un 77% lo aprueba (7% más que en diciembre de 2018), contra apenas un 11.9% que lo desaprueba.

En el cuestionamiento sobre la confianza en el primer mandatario, los números vuelven a ser favorables aunque en menor medida; un 57.5% declaran tener confianza en él, mientras que el 28% afirman no tenerla.

Finalmente en el aspecto de un eventual referéndum, donde se les consulta a las personas si apoyarían la opción de que el tabasqueño continúe en el cargo, el 84.1% lo apoyaría, contra el 11.6% que no lo haría.

¿Cómo podemos entender entonces que si existe un malestar generalizado en la población afectada por el desabasto de combustible, el respaldo ciudadano siga estando ampliamente cargado hacia Andrés Manuel? Podemos encontrar múltiples factores; el desencanto que dejaron los sexenios pasados, en lo que a términos de corrupción e inseguridad se refieren, generaron un rechazo que se interiorizó en un gran sector del electorado, fue ese mismo sector cada vez más numeroso y molesto, el que engrosó las filas que hoy apoyan al presidente.

Muchos analistas han criticado severamente la forma en la que se llevó a cabo la medida e incluso la manera en la que se ha informado a la población, sin embargo todas las encuestas indican por unanimidad que la mayoría de las personas apoyan la estrategia de combate al robo de combustible implementada por López Obrador, y le atribuyen el crédito de haberse atrevido a hacerlo, cuando durante años nadie lo hizo.

Finalmente, como lo ha apuntado el analista Roy Campos, el factor de confianza juega un rol fundamental en la opinión de los mexicanos, ya que muchos se apegan a este argumento para apoyar las políticas (cualesquiera que sean) del gobierno federal.

Parece ser que el equipo de estrategia de Andrés Manuel hizo bien las cuentas, al menos en lo que aprobación ciudadana respecta, pues el costo político de esta operación no ha sido ni cercanamente alto, y por el contrario podrían resultar favorecidos, siempre y cuando la condición no se demore demasiado y sobre todo, se encuentren culpables del crimen que hoy se combate.

Nota: parece ser que el discurso de “el fin justifica los medios” será pronunciado al pasar esta situación, como herramienta de reinvindicación con los afectados, y no olvidemos lo que AMLO anunció desde el primer día de su mandato: “Ténganme paciencia, en 3 años bajará la gasolina” ¿existirá acaso algún mecanismo más efectivo para ganar la cámara de diputados y sumar gubernaturas a MORENA que el beneficiar el bolsillo de los ciudadanos? ¿planeación o coincidencia?

No importa cuál sea la respuesta, AMLO y su equipo llevan la delantera a las problemáticas y a las consecuencias, la llevan porque durante años han construido el mayor activo de un político, la confianza y mientras la gente confíe, su margen de maniobra será amplio.



FACEBOOK: Miguel Delgadillo Ibarra
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