Cuando Emilio Lozoya dejó la administración de Pemex, en febrero de 2016, y comenzaron a surgir en cascada acusaciones por sus malos manejos al frente de la empresa petrolera, nunca dudó a quien culpar. “Todo viene de Videgaray”, decía en privado.

Esa frase la esbozó en aquella conversación de hora y media que tuvimos a inicios de 2017 en su despacho de las Lomas de Chapultepec. Ya entonces la relación entre ambos estaba más que rota. Videgaray acusaba a Lozoya de haber hundido a Pemex en una crisis, pero lo que más le enojaba era lo que se decía a nivel personal: que cobraba hasta un millón de pesos por reunión, que tenía negocios “por debajo del agua” con decenas de empresarios del sector, y que el presidente Peña Nieto lo sabía y respaldaba.

De los vuelos en las aeronaves del gobierno no había mucho de qué quejarse, pues al exsecretario de Hacienda y excanciller también le gustaba romper el aire en los helicópteros y aviones del gobierno.
En el fondo, a Lozoya y a Videgaray los separó y enfrentó el mismo pecado: la ambición de poder, pues se sentían intocables y con gran influencia en el gabinete, además de tener un muy cercana relación con Peña Nieto.

Se conocieron en Protego Asesores, el fondo de inversión de Pedro Aspe, mentor y profesor de ambos en el ITAM. Aunque siguieron caminos diferentes: Lozoya apostó por cargos en instituciones internacionales y Videgaray optó por la política mexicana, se reencontraron cuando Enrique Peña Nieto se convirtió en candidato presidencial.

El rompimiento se dio meses antes de la renuncia de Lozoya a Pemex, en febrero de 2016, por lo que Videgaray considera un ‘pésimo’ manejo de la empresa, pero sobre todo porque a él y al entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, les habían entregado una carpeta de decenas de hojas en las que se detallaron las tropelías que presuntamente cometió Lozoya en Pemex.

Basta recordar que en agosto de 2017, asediado por los medios y las autoridades, Emilio Lozoya salió a dar una conferencia de prensa en la que tomó casi cinco minutos para deslindarse del otorgamiento de los contratos a la constructora brasileña Odebrecht y de las compras ‘fraudulentas’ de Fertinal y Agronitrogenados, pero sobre todo para repartir culpas.

“Es imposible que la decisión (de otorgar contratos) la tomara una sola persona, los proyectos tenían que pasar autorización, revisión y supervisión de los diversos consejos de las subsidiarias y del consejo de administración de Pemex, donde participan dependencias como Hacienda, Energía, Función Pública, Economía y los consejeros independientes”, señaló Lozoya.

Así, la ‘persecución política’ que acusó Lozoya en la carta enviada el lunes a la opinión pública comenzó hace varios meses y está por llegar a su final.

En el gobierno de la Cuarta Transformación están decididos a abrir la caja de Pandora con la detención y enjuiciamiento de Lozoya. Lo mismo vía la Unidad de Inteligencia Financiera, que a través de la Fiscalía General. La instancia de Santiago Nieto busca recuperar el dinero de procedencia ilícita que habría acumulado Lozoya durante su paso por Pemex, mientras que la dependencia a cargo de Alejandro Gertz Manero trabaja en demostrar el vínculo con Odebrecht.

Lozoya sospecha que fue Videgaray quien armó el expediente ‘negro’ contra él, y que mediante el entonces titular de la Unidad Inteligencia Financiera de Hacienda ( 2013-2016), Alberto Bazbaz, obtuvo los registros de sus cuentas en paraísos fiscales y las de sus familiares.

La amenaza de aclarar “qué funcionarios, del nivel que sea, intervinieron en lo que hoy se investiga” tiene a Videgaray como el objetivo principal, pero alrededor del exsecretario de Hacienda están otras figuras, como las que encabezaban Nafin y Bancomext, los dos bancos que le dieron créditos a Pemex para comprar Fertinal y Agronitrogenados. Se trata de Jacques Rogozinski y Alejandro Díaz de León, actual gobernador de Banxico.

Se dice también que Emilio Lozoya estaría dispuesto a arrastrar a todos los de su grupo cercano, quienes presuntamente se enriquecieron y ahora disfrutan de una vida tranquila en Estados Unidos u otros países. Apunte ahí, en primero y segundo lugar, a Froylán Gracia, ex coordinador de la dirección general, y a Ignacio Durán, ex director general de Comunicación. También a otros ex directivos como Víctor Díaz Solís, Arturo Henríquez Autrey, Miguel Tame Domínguez, Alejandro Martínez Sibaja, Carlos Roa Rodríguez, Gustavo Hernández García, Leonardo Cornejo Serrano y Rodrigo Arteaga Santoyo.

Bolseros sustentables.

Anguiplast, la firma que dirige José Anguiano, recibirá del gobierno de Jalisco y el Congreso del Estado el “Reconocimiento al Mérito Ambiental” en la categoría empresarial por su esfuerzo durante casi 30 años en cuanto a la producción de productos sustentables y amigables con el medio ambiente. A la fecha recicla alrededor de 2 mil 200 toneladas mensuales de residuos, mismos que convierte en diversos tipos de bolsas.

Su planta, situada en Arandas, Jalisco, emplea actualmente a 800 personas. Según Anguiano, se alista la llegada de tecnología de punta procedente de Europa, misma que le permitirá duplicar a partir del segundo semestre del año su capacidad de procesar material reciclado, rubro fundamental en un momento en que las iniciativas contra los plásticos tienen tanto auge.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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