Recientemente, he tratado de visualizar el segundo enfrentamiento entre Saúl Canelo Álvarez y Gennady Golovkin.

En este nuevo pleito, lo interesante será ver de qué manera los equipos de trabajo de estos peleadores emprenderán nuevas estrategias para que se anulen el uno al otro, a pesar del deseo público por ver nocaut y llevarse la victoria, definiendo de una vez por todas quién es el mejor. No es empresa fácil.

Golovkin se destaca como uno de los peleadores más contundentes de las últimas décadas. Con un estilo sin igual, jamás ha perdido como profesional. Gennady ha derrotado al 90 por ciento de sus rivales antes de tiempo, aplicando impactantes volados.

Quienes han estudiado al Canelo han señalado que arrastra una serie de vicios desde que se hizo profesional, mismos le ha sido casi imposible a sus entrenadores arrancárselos en beneficio de un mejor desempeño. A Saúl no le gusta boxear, prefiere pararse y pelear.

Recordando las condiciones del primer combate entre ambos en 2017, vimos a un Canelo más estratégico; con cintura evitó la fatídica derecha de Golovkin contragolpeando con su mejor arma: el upper, sumado con altas dosis de velocidad dejando atrás su marcado estilo de pelear.

¿Quién fue el vencedor? El publico, Álvarez y Golovkin tuvieron que conformarse con el empate y esperar a definir este 5 de mayo en una segunda batalla para saber quién es mejor de una vez por todas.

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