En solo cuatro meses López Obrador amplió su ventaja a más de 20 puntos. En febrero, el promedio de encuestas le otorgaba 38% de intención de voto, mientras que Anaya tenía 29 por ciento. Hoy los números son 50% para AMLO y 28% para Anaya. En el mismo periodo Meade bajó de 23 a 20 por ciento. ¿Cuál es la nueva base electoral de AMLO? ¿En qué grupos ganó apoyos? ¿En cuáles lo perdieron Anaya y Meade?

Lo primero que destaca del análisis de varias encuestas públicas es que el respaldo a López Obrador aumentó en prácticamente todos los grupos sociodemográficos y territoriales. A nivel regional, el mayor crecimiento para AMLO (en el periodo febrero-junio) se da en las circunscripciones 1 (Pacífico Norte) y 4 (CDMX, Puebla, entre otros). En la primera de ellas, hoy tiene 52% de la preferencia efectiva, mientras que en febrero era de 37 por ciento (todos los datos que se mencionan en el texto están disponibles en el blog de Oraculus.mx). Destaca que esta región, en el pasado, ha sido recelosa del hoy candidato de Morena: en comicios previos quedó en tercer lugar, con 24% de los votos. El apoyo a Meade prácticamente no ha cambiado durante la campaña, lo que significa que AMLO se fortaleció en la circunscripción 1 a expensas del queretano (-11).

En las circunscripciones 4 y 5, que incluyen destacadamente a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, también se dio un crecimiento notable de López Obrador desde febrero (+14 y +12 respectivamente). Lo anterior fue principalmente a costa de Meade y Anaya: ambos perdieron simpatías en la región durante este periodo. La única circunscripción competida es la número 2, que incluye a Guanajuato, Nuevo León, Coahuila, Querétaro, entre otros. En el resto de las circunscripciones la ventaja de López Obrador es abrumadora, y hasta en sus bastiones supera niveles previos de votación. En el sur del país, por ejemplo, AMLO obtiene 60% de la intención de voto, 21 puntos porcentuales más de los que obtuvo en su mejor momento en 2006. Si tomamos como criterio el nivel de competencia electoral, al parecer estamos transitando de un sistema de partidos fragmentado a un sistema que tiene rasgos de partido hegemónico.

Durante esta campaña los grupos sociales donde más ha crecido López Obrador son las personas con educación primaria (+17), los jóvenes (+16) y las mujeres (+15). Ha crecido menos entre las personas con educación universitaria, los varones y aquellos entre 30 y 49 años de edad. En estos grupos; sin embargo, AMLO tenía niveles de apoyo por encima del promedio al iniciar la contienda. La mitad de quienes cuentan con estudios universitarios, por ejemplo, ya lo respaldaban para febrero de este año.

Llama la atención el voto femenino. En comicios previos las mujeres le regatearon su apoyo al candidato de Morena (34 y 30 por ciento en 2006 y 2012). Hoy su intención de voto en este segmento ronda el 51%, y la brecha de género se ha reducido significativamente en comparación con el inicio de la campaña. Si en febrero el voto por AMLO era 10 puntos porcentuales más alto entre los hombres que entre las mujeres, hoy la brecha es de solo 4 puntos, dentro del margen de error de la encuesta.

Destaca que la declinación de Margarita Zavala parece haber beneficiado al candidato de Morena entre las mujeres. En febrero, aproximadamente 10% de la intención de voto femenina era para un independiente, sobre todo la ex primera dama. Hoy, tras su declinación, solo 4% respalda una opción independiente. Y ni Meade (-1) ni Anaya (-6) han ganado simpatías en la categoría, por lo que todo apunta a que esos votos se han redireccionado hacia el tabasqueño.

Otro segmento con cambios significativos es el de los ciudadanos con educación primaria como máximo. En febrero Anaya tenía una ligera ventaja y hoy pierde por 27 puntos. En esta categoría se observa una clara relación de suma cero entre AMLO y el candidato del Frente, lo que uno gana lo pierde el otro, mientras que el respaldo a Meade muestra estabilidad. Dada la correlación entre educación e ingreso, hoy López Obrador parece haber consolidado el respaldo de los menos favorecidos.

El crecimiento en las simpatías por López Obrador le ha dado una homogeneidad a su base electoral que antes carecía. Ya no se aprecian las abismales brechas regionales como en 2006, pero tampoco las importantes brechas que existían en febrero, antes del inicio formal de esta campaña. En síntesis, lo que observamos, a dos semanas de la elección, es un electorado sin divisiones importantes en cuanto a preferencia electoral: ni por género ni por región y tampoco por status socioeconómico.

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